viernes, 21 de septiembre de 2018

LO QUE ME SALE


Artículo de Damián Rubio publicado en InfoLínea el 15 de septiembre de 2018

El pasado sábado, en su intervención en la Junta Directiva Nacional del PP, su nuevo secretario general, Pablo Casado, realizó un sorprendente discurso en el que instaba a los españoles a ensalzar la figura del Rey, al que considera artífice de todos los logros políticos y sociales en nuestro país.

Según Casado, los “súbditos” españoles tendríamos que estar agradecidos por lo mucho que aporta la monarquía a nuestro bienestar social. Según él, sería conveniente que incorporásemos a nuestro lenguaje cotidiano un ¡viva el Rey! en cualquier evento o actuación que se le atribuya al Estado, por ejemplo en la inauguración de hospitales, colegios, aeropuertos, carreteras, kilómetros de AVE, etc. Y también cuando cobramos la pensión, el paro o cualquier tipo de prestación.

A pesar de mis convicciones republicanas, siguiendo el “sabio” consejo del líder del PP, tendré que cuadrarme y gritar, como un poseso, “¡viva el Rey!”, cada fin de mes cuando me acerque a cobrar la pensión que tengo asignada por las cotizaciones realizadas a lo largo de mi dilatada vida laboral. Como esto será norma, nadie pensará que “he perdido la chaveta”.

Este afán del PP por ensalzar los símbolos patrios (bandera, rey, fuerzas de seguridad, ejército, etc.) no es casual. Obedece a la encarnizada pugna de los partidos de la derecha por atribuirse méritos en la defensa de la unidad de España. Esta reacción tiene mucho que ver con su debacle electoral en Cataluña, debido al proceso independentista y a que Ciudadanos los ha relegado a la segunda fila de la derecha en esta comunidad autónoma.

Hay un amplio sector de la población española, que incluye a ciudadanos de derechas, que se considera republicano y que se opone a que la jefatura del estado recaiga en la figura de un monarca, que hereda su cargo por ser hijo de… o haber sido designado en su día como sucesor de un dictador.

Muy a pesar del empeño de la derecha monárquica por ensalzar la figura del rey, las corruptelas que se atribuyen a Juan Carlos I no dejan de aparecer en los medios. A pesar de la “protección” de la que siempre ha gozado nuestro campechano Rey emérito, asuntos como el caso Noos, las declaraciones de Corinna, los líos de faldas, las cuentas en paraísos fiscales, su implicación en el 23-F, etc., resultaron ser una pesada losa que le obligó a abdicar.

La imagen de la Casa Real sigue de capa caída, a pesar de los lavados de imagen que algunos medios afines se empeñan en realizar. El invento de la “monarquía parlamentaria” es un hecho anacrónico, difícilmente justificable por un auténtico demócrata, aunque nos quieran vender al Rey como nuestro mejor embajador.

La mencionada intervención de Casado, más que contribuir a ensalzar la figura del Rey, sirve para polarizar la opinión pública y ridiculizar su figura. No hay más que ver el tsunami de bromas que al respecto están circulando por las redes sociales y medios de comunicación.

A mí me parece muy bien que el ciudadano monarca viva, pero no ocupando la jefatura del estado de forma hereditaria. Si quiere optar a ella, que se presente a unas elecciones democráticas  como cualquier hijo de vecino que lo pretenda.

No quiero perder la ocasión para decir “lo que me sale” con toda naturalidad: ¡Salud y república!
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama

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