Artículo de Damián Rubio publicado en Infolinea del 21 de febrero
Una amiga me comentó con
entusiasmo que el pasado martes, 19 de febrero, asistió en Alhama a una
conferencia de la eminente pedagoga Heike Freire, titulada “Educar en Verde”.
Este evento se enmarca dentro del programa de las V Jornadas para la Educación
en el Siglo XXI, que se están desarrollando en 17 municipios de la Región de
Murcia. El acto tuvo un gran éxito de afluencia de público, entre el que se
encontraban padres y madres, docentes, alumnos de Secundaria y Bachillerato, y
ciudadanos interesados por la calidad en la educación pública.
La ponente transmitió una serie
de ideas importantísimas para que la escuela se atreva a considerar la
naturaleza como un elemento fundamental en el aprendizaje de los alumnos,
puesto que el medio natural es el mejor espacio para aprender. Para entrar en
materia, Heike invitó a los asistentes a participar en una
relajación-visualización que los llevase a evocar un recuerdo feliz de la
infancia, centrándose en el lugar que se desarrollaba y los sentimientos que se
percibían. Al acabar el ejercicio, solicitó a los presentes que levantasen la
mano aquellos que habían tenido como marco de su recuerdo un entorno natural, y
resultó que prácticamente la totalidad lo había ubicado en el mismo.
El “experimento” sirvió como
introducción para ahondar en sus investigaciones, que demuestran que el 90% de
las personas mayores de 30 años tienen sus mejores recuerdos en el medio
natural. Sin embargo, en los menores de esta edad el porcentaje baja hasta el
50-60%, debido al menor contacto de las nuevas generaciones con la naturaleza.
Actualmente, las personas
sufrimos lo que ella llama “un gran déficit de naturaleza”, que no sólo tienen
los niños y niñas, sino también los adultos. Esta carencia trae como
consecuencia una serie de inconvenientes para el ser humano, tales como: problemas
físicos, emocionales, sociales y analfabetismo ambiental (“si a un niño se le
pide que dibuje un pollo, lo representa asado”; si le pedimos que pinte un
conejo, dibujará a Bugs Bunny”).
Además de los problemas
anteriormente referidos, la falta de contacto con el medio natural nos hace
perder riqueza sensorial y nos provoca miedo a los animales. Según esta
Pedagoga, la escuela se está convirtiendo en una entidad “biofóbica” debido a
su alejamiento de la naturaleza.
Los seres humanos también somos
naturaleza y, por tanto, tenemos que cuidarnos, ya que formamos parte de la
misma. Para el desarrollo saludable de un niño es imprescindible la comunicación
profunda con sus padres. El niño desde su más temprana edad necesita presencia,
abrazos, miradas, cariño, juego, etc. Sin embargo, el ritmo de vida actual hace
que cada vez los niños estén más solos y no tengan cubiertas las necesidades
citadas. “Algunos padres tienen más conexión con su móvil que con su hijo”.
Los niños necesitan moverse y
jugar. Nosotros los metemos en escuelas que, según Hieke, “parecen granjas”.
Las nuevas tecnologías han conseguido que los niños no se muevan y esto es
contraproducente para su desarrollo como personas. “Entre los 3 y 12 años, los
pequeños necesitan una 3 o 4 horas de juego libre al día”, sin embargo, tendemos
a que esté controlado, programado y dirigido por adultos.
La escuela tiene que innovar y
abrirse definitivamente a la naturaleza. Creo que vamos en el camino contrario,
cada vez estamos más encerrados entre paredes y pantallas.
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama
No hay comentarios:
Publicar un comentario