Desde hace unos días se viene observando que las obras del Jardín de los Patos entran en su recta final, ya que únicamente quedan algunos retoques para su culminación definitiva. Antes de que acaben las obras, ya podemos ver a numerosos alhameños disfrutando de este espacio de encuentro tan emblemático.
Da gusto ver a la gente paseando por el jardín y ocupando los nuevos bancos de azulejos esmaltados que, salvando las distancias, nos recuerdan a los que existían en los años 50. No se ha necesitado que los gobernantes de turno lo inauguren para “sacar panza”, ponerse una medalla y aparecer en la foto. Por falta de empeño no ha sido, porque unos días antes de que acabase el plazo permitido por la Ley Electoral, pudimos comprobar como los operarios echaban horas a destajo, todo el fin de semana, para llegar a tiempo antes del día “D” –día de la convocatoria de las elecciones municipales-. Parecía repetirse la historia del edificio de la policía local y protección civil, que el Sr. Romero quería inaugurar a toda costa antes de ceder la alcaldía a su socio, Sr. Espadas. Finalmente, han sido los propios vecinos y comerciantes de la zona quienes lo han inaugurado simbólicamente, adelantándose al corte oficial de la cinta.
La gente que escucho en la calle, en líneas generales, manifiesta su satisfacción con el acabado de las obras, porque se trata de una nueva construcción que no rompe con la estructura tradicional del citado espacio. Es cierto que no se ha hecho una reconstrucción arqueológica del Jardín, ya que no tenía el valor histórico artístico que para ello se precisa, y por ello se han utilizado materiales de nuestro tiempo. Sin embargo, se ha conservado la estructura básica, se ha mejorado la accesibilidad, suprimiendo las barreras arquitectónicas; se mantienen las fuentes, las pérgolas, gran parte del arbolado y de las enredaderas.
Se puede considerar que la ejecución final del proyecto ha supuesto un triunfo de la participación ciudadana. No recuerdo haber visto nunca a los alhameños tan unidos en la lucha por un objetivo común. Frente al proyecto inicial del Gobierno PPSOE, que pretendía convertir Los Patos en un solar de paso al que llamaban “espacio diáfano”, los alhameños, constituidos en plataforma ciudadana, recogieron más de 4.000 firmas en apenas dos semanas, apoyando una propuesta de remodelación integral respetuosa con la memoria colectiva de este pueblo.
Ha quedado patente que, pese a la dificultad de poner de acuerdo a personas de diversos colectivos e ideológicas, cuando está claro el objetivo común, los intereses particulares se desvanecen y se adquiere una fuerza capaz de superar el empecinamiento y la tozudez de cualquier político.
La plataforma ciudadana ha demostrado su valía hasta el último momento, porque el Sr. Romero, argumentando razones nostálgicas nos quería “colar”, contra cualquier criterio técnico y democrático, la exposición en un lugar público de una medalla franquista al mérito en el trabajo que ha quedado enterrada al pie de la estatua de Bastarreche.
Estoy seguro de que son muchos los alhameños que tienen propuestas de mejora para este Jardín, y que lamentan la desaparición de alguno de los elementos anteriormente existentes. Desde aquí, propongo algunas ideas que me han trasladado los vecinos y que no pueden quedar en el tintero: eliminar el busto de Bastarreche en aplicación de la legalidad vigente, que en próximas plantaciones se utilicen especies autóctonas en los parterres y que, cuando se inaugure oficialmente el Jardín, se coloque una placa de reconocimiento público a la participación ciudadana en el proyecto final del mismo.
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