Artículo de Damián Rubio para Línea Local
Nuestra Constitución, en su
artículo 9.2, encomienda a los poderes públicos “facilitar la participación de todos los
ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social”. En esta misma
línea, el artículo 23.1 garantiza a los ciudadanos el derecho “a participar en
los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente
elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal”.
Los gobernantes municipales, a sabiendas de la importancia de los artículos
referidos, no tardan en crear la Concejalía de Participación Ciudadana una vez
que han sido elegidos para el desempeño de su función. Sin embargo, la
experiencia nos demuestra que en la mayoría de las ocasiones al concejal
responsable de este área, más que favorecer la participación, lo que se le
encomienda “desde arriba” es controlarla. De hecho, en el mejor de los casos,
se crean distintos órganos de participación y un calendario de reuniones, que
no sirven prácticamente para nada. Eso sí, garantizan una buena foto para
gloria de los mandatarios de turno.
Hay dos formas de entender la participación ciudadana; una, busca reafirmar
la posición del que manda y reduce la aportación de los ciudadanos al voto cada
cuatro años, para no volver a contar con ellos hasta las siguientes elecciones;
la otra, valora la implicación de los ciudadanos y crea los cauces necesarios
para que esa participación sea efectiva durante toda la legislatura, haciéndoles
más conscientes de sus problemas y partícipes de las posibles soluciones.
En Alhama, el Gobierno Municipal se ha inventado una tercera vía de
participación: crear los consejos sectoriales que se le ocurren e ignorar
otros. La mayoría de los consejos constituidos figuran sólo sobre el papel, y
los que aparentemente funcionan son poco operativos. También ha aprobado en
solitario un Estatuto de Participación Ciudadana, que nació con dos estigmas.
Por un lado, pretende controlar la intervención de los alhameños en el apartado
de ruegos y preguntas de los plenos; y por otro, impone a la Oposición restricciones
para presentar iniciativas al Pleno, obligando, en ambos casos, a registrarlas
antes del día 15 de cada mes.
Los ciudadanos empezamos a estar
hartos de soportar a partidos que únicamente cuentan con nosotros en periodo electoral,
abriendo sus “chiringuitos” al inicio de la campaña para bajar la persiana una vez finalizada la
misma. A algunos les ha servido para conseguir su cargo, pagando después a sus electores con el famoso
refrán “si te he visto, no me acuerdo”. Si el “quiosco” no surte el efecto
deseado a las primeras de cambio, se abre en las próximas con otras siglas más
atractivas “para vendernos la moto”.
Me siento orgulloso de pertenecer a un Grupo cuya sede esta abierta
prácticamente desde los primeros años de la Transición, dando cabida en ella a
todos los alhameños que han querido participar en la política local con sus
iniciativas y propuestas, o solicitando ayuda en la solución de sus problemas.
Desde esta columna animo a los alhameños a que se impliquen y se
comprometan en la política municipal: antes, durante y después de cada periodo
electoral.
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama
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