Artículo de Damián Rubio publicad en Infolínea
El pasado día 1 de julio se retiró del balcón del Ayuntamiento la pancarta del “Agua para Todos”, que ha mantenido el PP desde el año 2004. Posiblemente seamos “los últimos de Filipinas”, puesto que la mayor parte de organismos oficiales y ayuntamientos controlados por el PP comenzaron a retirarla cuando inició su andadura el actual Gobierno Rajoy, y los populares obtuvieron mayoría en los parlamentos de Castilla-La Mancha y Aragón.
El pasado día 1 de julio se retiró del balcón del Ayuntamiento la pancarta del “Agua para Todos”, que ha mantenido el PP desde el año 2004. Posiblemente seamos “los últimos de Filipinas”, puesto que la mayor parte de organismos oficiales y ayuntamientos controlados por el PP comenzaron a retirarla cuando inició su andadura el actual Gobierno Rajoy, y los populares obtuvieron mayoría en los parlamentos de Castilla-La Mancha y Aragón.
La colocación de estas pancartas
tiene su origen en la derogación del Trasvase del Ebro por parte del Gobierno
de Zapatero en 2004, con la que se ponía fin a la pretensión del anterior Gobierno
de José María Aznar de ejecutar una obra faraónica que elevase hasta nuestra
Región parte del agua de la desembocadura del Ebro, que convertiría el Levante
español en una nueva Florida, plagada de urbanizaciones y campos de golf.
Para que tuviese calado social la
campaña del “Agua para Todos”, las cabezas pensantes del PP se esforzaron en
implicar a los agricultores como si la reivindicación fuese propia, haciéndoles
creer que el agua era para regadío. Esta gran mentira les procuró una gran
rentabilidad política en las comunidades valenciana y murciana, permitiéndoles
obtener mayorías absolutas hasta las pasadas elecciones.
La estrategia de desgaste
político del adversario les salió redonda, hasta el punto de conseguir el
gobierno de la nación y el de buena parte de las comunidades afectadas por el
Trasvase. Con ello lograron su objetivo: recuperar el poder. Una vez conseguido,
se acabó la guerra del agua entre comunidades y se desmovilizó a los
agricultores y asociaciones de regantes, que tan buenos servicios habían
prestado a la causa.
Una vez instalado en la Moncloa,
el ejecutivo Rajoy “no ha movido ni un tirante” por retomar el Trasvase del
Ebro. Muy al contrario, lo que han hecho es “poner un tablacho”, con el
reciente memorándum, al Trasvase Tajo-Segura, elevando de 250 a 400 hm3 las
reservas en los pantanos de cabecera para poder realizar trasvases de agua.
A estas alturas de la película,
pocas dudas quedan de que el PP, con su famosa campaña del “Agua para Todos”,
únicamente perseguía réditos políticos. Por una parte, favorecer doblemente a
las grandes promotoras urbanísticas, con las macro-urbanizaciones y con los suculentos
contratos para realizar la enorme infraestructura necesaria para el Trasvase
del Ebro; y por otra, incrementar la “caja B” y perpetuarse en el poder.
Creo que los principales damnificados
con la campaña del “Agua para Todos” han sido los agricultores, a los que se
les ha engañado y utilizado sin ningún escrúpulo, aprovechando sus necesidades
y su buena voluntad para favorecer unos intereses partidistas muy concretos.
Durante todos estos años, el PP
se ha encargado de poner todas las trabas posibles a las desalinizadoras en
nuestra Región para que la carencia de agua siguiese existiendo y, con ello,
mantener viva la reivindicación del macro Trasvase del Ebro. En el camino, se
ha claudicado en la defensa de una obra ya ejecutada y amortizada como es el
Trasvase Tajo-Segura, imprescindible para el desarrollo agrícola de nuestra
Región.
Damián Rubio es Coordiador Local de IU-Alhama
Damián Rubio es Coordiador Local de IU-Alhama
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