Artículo de Damián Rubio publicado en Infolínea
El pasado fin de semana culminó
el proceso de primarias en el PSOE para elegir a su Secretario General. Los
resultados aúpan a Pedro Sánchez que ha obtenido el 50 % de los votos de la
militancia socialista, frente a Susana Díaz, que conseguía el 40 %, y Patxi
López el 10 %.
Los resultados tienen poco que
ver con las expectativas de los principales “barones” socialistas que habían
defenestrado a Pedro Sánchez y ya lo daban como “cadáver político”, una vez
cumplido su papel de “hombre de paja”, mientras se preparaba la cama para el
asalto al poder central de Susana Díaz.
La primera lectura que hacen
todos los medios de estos resultados es que los mismos suponen un giro a la
izquierda de las políticas del PSOE, con respecto a las que ha venido llevando
a cabo su Gestora. Esto puede dar lugar a una oposición más dura en el
Parlamento, que podría llegar incluso a
precipitar la salida de Rajoy, cada vez más acorralado por los procesos
contra la corrupción en su partido.
Las medidas estrella que ha
repetido hasta la saciedad el nuevo Secretario General durante su campaña,
tales como la derogación de la reforma laboral, la recuperación de los derechos
sociales o la reforma de la Constitución, sólo serán posibles con el apoyo de
las formaciones progresistas del Parlamento.
A nivel interno, pese a tener la
mayoría con un 50 % de los votos, las matemáticas dicen que la otra mitad de
los mismos (entre los que se encuentran los de buena parte del aparato del
partido) no están con él. El principal reto será unificar su formación política,
tras la lucha en las primarias y las extrañas circunstancias que precedieron a
este proceso. Entre ellas, su forzada dimisión después de encabezar la
candidatura socialista en las últimas las elecciones generales.
A todo esto, hay que recordar que
actualmente Sánchez no tiene acta de diputado, por lo que no tiene voz directa
en el Congreso, y toda su ardua tarea tendrá que desarrollarla como Secretario
General desde su despacho de la Calle Ferraz. La primera consecuencia ha sido, precisamente, la dimisión el portavoz
del PSOE en la Cámara Baja. Además, en las actuales circunstancias, ante una
posible moción de censura, tampoco podría ser el candidato a la Presidencia del
Gobierno.
Resulta obvio que ninguno de los
tres candidatos en estas primarias del PSOE es “santo de mi devoción”. Susana,
que gobernaba con IU en Andalucía, forzó unas elecciones para acabar gobernando
con Ciudadanos; Patxi López, el presidente más breve del Congreso, obtuvo el
cargo con el apoyo del PP y Ciudadanos; y no hay que olvidar que Pedro Sánchez
tomó como primera opción la alianza con Ciudadanos para optar a la Presidencia
del Gobierno.
Dicho lo anterior, las bases del
PSOE han dado una lección a sus “dinosaurios” y jefes territoriales,
demostrando que su corazón, pese a todo, sigue estando a la izquierda. Han
elegido al aspirante que presentaba un discurso más progresista, a la vez que han
castigado a los que pusieron a Mariano Rajoy, candidato del PP más corrupto,
como Presidente de Gobierno.
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama
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