Artículo de Damián Rubio publicado en Infolínea
Recientemente
ha aparecido en los medios de comunicación, tanto locales como regionales, la
polémica suscitada por la posible construcción de una mezquita en el barrio de
Las Filipinas de Alhama. Algunos vecinos de este barrio están recogiendo firmas
estos días con la intención de evitar que el citado centro religioso se ubique
en una de sus calles.
La
Constitución Española reconoce, en su artículo 16, como un derecho fundamental
“la libertad ideológica, religiosa y de culto
de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones,
que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley”.
Además, ese mismo artículo manifiesta que “ninguna confesión tendrá carácter
estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la
sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con
la Iglesia Católica y las demás confesiones”.
El colectivo
de personas residentes en Alhama procedentes del Magreb está actualmente en
torno a las 2.000. Como cualquier ciudadano que habita en nuestro país están
sometidos a nuestra Constitución y a las leyes y normas que se desprenden de
ella. Esto implica una serie de derechos y obligaciones, en función de su situación
administrativa en nuestro país.
Las quejas
vecinales se sustentan en los posibles inconvenientes que se pueden generar
como consecuencia de la ubicación de una mezquita en su barrio, tales como:
aglomeración de tráfico, exceso de ruidos, efecto llamada de personas
pertenecientes a este colectivo y residentes en otras localidades,
principalmente. Hay otros miedos y recelos, que no se hacen públicos
abiertamente, pero que están en la mente de muchas personas.
Los
principales representantes del colectivo islámico de nuestra localidad son conocedores
de sus derechos, pero también son conscientes de que los acontecimientos
provocados por algunos extremistas a nivel internacional no les benefician para
mejorar la convivencia y la coexistencia cultural en nuestra sociedad. Estas personas ya forman parte de nuestro
pueblo, y mayoritariamente quieren vivir con su cultura y tradiciones,
respetando a los demás y las normas de convivencia que nos rigen a todos.
Creo que
discriminar a un colectivo, por motivos de raza, cultura o religión, no
favorece la convivencia ciudadana, sino que por el contrario alimenta los
extremismos de una y otra parte. Yo me pregunto, ¿si este mismo local hubiese
sido adquirido por otra asociación religiosa o cultural, se hubiese provocado
el mismo revuelo? La respuesta la tenemos cada uno de nosotros, no es necesario
que yo la escriba.
Alhama
siempre se ha distinguido por ser un pueblo de acogida. La prueba evidente es
la multitud de alhameños procedentes de distintos países y regiones que
componen actualmente nuestra sociedad. Sería muy triste que, en lugar de
aprovechar esta oportunidad para enriquecernos culturalmente y abrir nuestras
mentes, nos dediquemos a crear barreras que generen conflictos.
Personalmente,
opino que quien pretenda sacar rédito social o político, forzando
enfrentamientos en lugar de propiciar el diálogo y el acercamiento, tiene la
mente muy estrecha y poca visión de futuro. El reto es construir una Alhama
para todos.
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama
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