Las elecciones generales del
pasado 28 de abril no otorgaron mayoría absoluta a ningún partido político, por
lo que se hacía necesario un periodo de consultas y negociaciones entre el
PSOE, partido que consiguió el mayor número de escaños, y el resto de grupos
con representación parlamentaria. Todo parecía indicar que era factible un
gobierno de coalición entre partidos de izquierdas, que además requería el
apoyo de otras formaciones contrarias a las políticas del PP. En definitiva, se
precisaba el consenso entre las fuerzas que promovieron la moción de censura
que produjo el fin del mandato de Rajoy.
Los trabajadores teníamos
confianza en que los partidos que dicen representarnos se pusiesen
programáticamente de acuerdo, para posteriormente confeccionar un gobierno que
llevase a cabo políticas a favor de la mayoría social de este país. No ha sido
así, y tendremos que esperar a septiembre para comprobar si son capaces
finalmente de satisfacer las esperanzas de la ciudadanía progresista.
Creo que este acuerdo no ha sido
posible por la fuerte presión ejercida por los poderes económicos, que no están
dispuestos a ceder ni uno solo de sus privilegios. La posibilidad de que formen
parte del gobierno representantes políticos a la izquierda del PSOE, les
inquieta y provoca “salpullido”. Esta es una de las barreras que aún queda por
romper en nuestra joven democracia: que la izquierda real forme parte del
Consejo de Ministros.
Durante estas últimas semanas
hemos asistido a la puesta en escena de todo tipo de informaciones
tendenciosas, intoxicaciones mediáticas, lucha de egos y situaciones
esperpénticas, tales como las peticiones de abstención a la derecha del Sr.
Sanchez, al mismo tiempo que tensaba la cuerda para conformar un gobierno a su
“manera” con los representantes de Unidas Podemos. Tengo la sensación que no se
trataba de una cuestión de estado, sino de forzar una salida airosa que le permitiese
culpabilizar al otro, ya fuese a derechas o a izquierdas, por no permitirle
gobernar en solitario.
En la Región de Murcia no ha
habido tanto problema, apenas un postureo inicial entre PP y Ciudadanos para
justificar la posterior “bajada de pantalones” ante Vox. Tengo la sensación de
que el único murciano que no lo tenía claro era el Sr. Conesa, que hasta el
último momento estuvo lanzado “ofertas” a Ciudadanos. Finalmente, se produjo lo
que todos sabíamos desde la misma noche del 26 de mayo, cuando se hicieron
públicos los resultados electorales.
Ciudadanos, que supuestamente
venía a regenerar la política en nuestra Región, y no era “ni rojo ni azul”, ha
quedado finalmente retratado; es la misma derecha de siempre, teñida de
naranja. Por otra parte, han demostrado su falta de criterio propio, siguiendo
“a pie juntillas” las directrices marcadas por el Sr. Rivera desde Madrid. En
la derecha murciana todos han quedado contentos: Vox introduce su programa y se
hace notar, Ciudadanos “toca poder” y Lopez Miras, en su peor momento, consigue
aglutinar a la derecha y seguir como presidente regional.
Creo que estamos ante dos
investiduras fallidas, y en Murcia sabemos lo que nos espera: cuatro años más
de recortes en sanidad, educación y servicios sociales. Además de
privatizaciones, precariedad laboral, desigualdad social y aumento de los
privilegios de los de siempre.
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama
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