Me veo en la obligación de hablar de las pasadas elecciones al Parlamento Europeo, celebradas el pasado 7 de junio, aún a riesgo de que sea el asunto que acapare la mayor parte de la información de este periódico. Cuando este artículo vea la luz ya estaremos más que saturados de cifras, porcentajes, valoraciones de los partidos, etc. No obstante, considero necesario ofrecer mi punto de vista.
Como ya comenté en los artículos previos al día de las elecciones, la abstención ha sido mayoritaria a todos los niveles (local, regional, nacional y europeo). Los ciudadanos han mostrado su desencanto con la clase política, que cada vez está más lejos de sus intereses. En Alhama, sin ir más lejos, el índice de abstención ha sido superior al de nuestro país y región: con un 55 %, hemos superado en un punto la abstención nacional y en cuatro puntos la regional. Estos datos me hacen pensar que los alhameños están aún más decepcionados que el resto de los españoles. Otro de los motivos de este alto índice de “deserciones” ante las urnas ha sido una campaña electoral centrada en la pugna por ver qué partido sacaba más trapos sucios del otro. En ningún momento se ha explicado con claridad a la ciudadanía qué es lo que estábamos votando; los esfuerzos realizados por algunos partidos para trasmitir, a pie de calle, sus propuestas sobre política europea no han calado suficientemente en los electores, absortos ante el espectáculo mediático de las “grandes estrellas” del firmamento político nacional.
En cuanto a los resultados, aunque ya de sobra conocidos por todos, cabe destacar la pírrica victoria del PP a nivel nacional, puesto que sólo ha conseguido dos eurodiputados más que el PSOE. En esta ocasión, y como consecuencia de la ampliación de la Unión Europea, a España le correspondían 4 eurodiputados menos que en las elecciones de 2004 (50 en lugar de 54). Atendiendo a esta nueva configuración, tengo la percepción de que los grandes perdedores de estas elecciones han sido socialistas y populares, ya que los primeros reducen en tres sus representantes en el Parlamento y los segundos pierden dos. El resto de grupos se mantienen, y se incorpora con un escaño UPyD.
La lectura de los resultados en Alhama muestra que la abstención ha castigado principalmente a los partidos mayoritarios, puesto que ambos han bajado sustancialmente en número de votos respecto al 2004: el PP pierde 279 apoyos y el PSOE reduce su número de votantes en 496. Por otro lado IU sube con 98 votantes más, y aparece en la escena política local UPyD con 160 votos, pese a no tener representación en nuestro Ayuntamiento. Por otra parte, el CDL ha conseguido 39 votos, Los Verdes 17 votos y UDeRM ni ha comparecido ni ha solicitado públicamente el voto para ninguna otra fuerza política. En cualquier caso, nadie puede irse a tirar cohetes a Los Patos.
Otra lectura de los datos alhameños nos podría indicar que el pacto local entre PP y PSOE ha perjudicado más a los socialistas, que tienen a parte de su electorado desorientado por la extraña relación amor-odio con el PP. Los votantes populares parecen menos críticos con este maridaje, a tenor de los resultados electorales. Lo más indignante de estos datos es que reflejan un claro déficit democrático en nuestro país, puesto que la corrupción no ha pasado factura a los partidos que la han protagonizado, muy al contrario, la ha solapado con la gran cobertura mediática que les acompaña, y que les permite “hacer sus trajes a medida”.
Como ya comenté en los artículos previos al día de las elecciones, la abstención ha sido mayoritaria a todos los niveles (local, regional, nacional y europeo). Los ciudadanos han mostrado su desencanto con la clase política, que cada vez está más lejos de sus intereses. En Alhama, sin ir más lejos, el índice de abstención ha sido superior al de nuestro país y región: con un 55 %, hemos superado en un punto la abstención nacional y en cuatro puntos la regional. Estos datos me hacen pensar que los alhameños están aún más decepcionados que el resto de los españoles. Otro de los motivos de este alto índice de “deserciones” ante las urnas ha sido una campaña electoral centrada en la pugna por ver qué partido sacaba más trapos sucios del otro. En ningún momento se ha explicado con claridad a la ciudadanía qué es lo que estábamos votando; los esfuerzos realizados por algunos partidos para trasmitir, a pie de calle, sus propuestas sobre política europea no han calado suficientemente en los electores, absortos ante el espectáculo mediático de las “grandes estrellas” del firmamento político nacional.
En cuanto a los resultados, aunque ya de sobra conocidos por todos, cabe destacar la pírrica victoria del PP a nivel nacional, puesto que sólo ha conseguido dos eurodiputados más que el PSOE. En esta ocasión, y como consecuencia de la ampliación de la Unión Europea, a España le correspondían 4 eurodiputados menos que en las elecciones de 2004 (50 en lugar de 54). Atendiendo a esta nueva configuración, tengo la percepción de que los grandes perdedores de estas elecciones han sido socialistas y populares, ya que los primeros reducen en tres sus representantes en el Parlamento y los segundos pierden dos. El resto de grupos se mantienen, y se incorpora con un escaño UPyD.
La lectura de los resultados en Alhama muestra que la abstención ha castigado principalmente a los partidos mayoritarios, puesto que ambos han bajado sustancialmente en número de votos respecto al 2004: el PP pierde 279 apoyos y el PSOE reduce su número de votantes en 496. Por otro lado IU sube con 98 votantes más, y aparece en la escena política local UPyD con 160 votos, pese a no tener representación en nuestro Ayuntamiento. Por otra parte, el CDL ha conseguido 39 votos, Los Verdes 17 votos y UDeRM ni ha comparecido ni ha solicitado públicamente el voto para ninguna otra fuerza política. En cualquier caso, nadie puede irse a tirar cohetes a Los Patos.
Otra lectura de los datos alhameños nos podría indicar que el pacto local entre PP y PSOE ha perjudicado más a los socialistas, que tienen a parte de su electorado desorientado por la extraña relación amor-odio con el PP. Los votantes populares parecen menos críticos con este maridaje, a tenor de los resultados electorales. Lo más indignante de estos datos es que reflejan un claro déficit democrático en nuestro país, puesto que la corrupción no ha pasado factura a los partidos que la han protagonizado, muy al contrario, la ha solapado con la gran cobertura mediática que les acompaña, y que les permite “hacer sus trajes a medida”.
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