Con este “palabro” se puede definir la tendencia de los poderes públicos por buscar el protagonismo a través de las continuas inauguraciones, exposiciones, eventos culturales y deportivos, etc. Con ello pretenden aparecer en innumerables fotos y acaparar la atención de los medios de comunicación -de todos es sabido que lo que no sale por la prensa, radio o televisión, no existe-. El objetivo fundamental es convencer a la opinión pública de que se hacen muchas cosas en beneficio de la ciudadanía por su competencia y generosidad, cuando realmente es su obligación y lo hacen con el dinero de todos. Además, en la mayor parte de las ocasiones, detrás de esta parafernalia se oculta una gestión nefasta en relación con los asuntos de interés general. Frecuentemente se anteponen los intereses de partido, la rentabilidad electoral y el afán de protagonismo a una buena ejecución de las obras, a una gestión eficiente en la administración de recursos o a las demandas de los ciudadanos.
Esto no es algo nuevo o que suceda sólo en Alhama, es una forma de proceder habitual en todos los ámbitos de la política. Se utiliza, muy a menudo, para promocionar a determinados cargos públicos de cara a unos comicios electorales o a un ascenso en la estructura interna del partido. Para ello no tienen remilgos en anunciar la ejecución de una obra, colocar la primera piedra, visitar el desarrollo de las instalaciones, acompañar al consejero o director general de turno, cortar la cinta en la inauguración y, si es necesario, ampliar y reinaugurar. Todo ello acompañado del protocolo habitual: fotógrafo oficial, medios de comunicación, “palmeros del partido”, etc. A esto hay que añadir, como no, el tradicional vino español a la salud de todos los alhameños, que somos los “paganos”. Resulta increíble el “jugo” que le puede sacar el gobernante a cualquiera de sus actuaciones.
Este tipo de estrategias -propias del Partido Popular- han sido muy utilizadas por el Sr. Romero desde que inició su andadura como primer edil de nuestro municipio. En esta legislatura su “inauguritis” ha pasado de crónica a aguda, posiblemente acuciado por el temor de que su sucesor, Sr. Espadas, pueda restarle algún ápice de protagonismo cuando le releve como alcalde. En estos últimos días la fiebre por inaugurar está llegando a límites que rozan el ridículo, apareciendo el Sr. Alcalde en varios actos en una misma jornada, como si le faltasen días para dejar su “huella indeleble” entre nosotros. El agravamiento de su “patología” ha traído como consecuencia el aumento en personal y gastos de protocolo durante esta legislatura, pasando la Alcaldía de tener, para estos menesteres, no sólo una secretaria sino dos personas más en el gabinete de prensa.
La buena sintonía queda bien sobre el papel, pero no excluye la rivalidad partidista entre los componentes del pacto PPSOE. Espero que la “inauguritis” no sea contagiosa y el Sr. Espadas no pretenda en poco más de un año superar el listón tan alto dejado por el Sr. Romero. No obstante, mucho tendrá que correr el futuro alcalde para superar el número de placas por metro cuadrado del actual.
Cambiando radicalmente de tema, quiero aprovechar estas líneas para desear a todos los alhameños unas felices fiestas, en compañía de sus seres más queridos, y un año nuevo pleno de salud y prosperidad.
Esto no es algo nuevo o que suceda sólo en Alhama, es una forma de proceder habitual en todos los ámbitos de la política. Se utiliza, muy a menudo, para promocionar a determinados cargos públicos de cara a unos comicios electorales o a un ascenso en la estructura interna del partido. Para ello no tienen remilgos en anunciar la ejecución de una obra, colocar la primera piedra, visitar el desarrollo de las instalaciones, acompañar al consejero o director general de turno, cortar la cinta en la inauguración y, si es necesario, ampliar y reinaugurar. Todo ello acompañado del protocolo habitual: fotógrafo oficial, medios de comunicación, “palmeros del partido”, etc. A esto hay que añadir, como no, el tradicional vino español a la salud de todos los alhameños, que somos los “paganos”. Resulta increíble el “jugo” que le puede sacar el gobernante a cualquiera de sus actuaciones.
Este tipo de estrategias -propias del Partido Popular- han sido muy utilizadas por el Sr. Romero desde que inició su andadura como primer edil de nuestro municipio. En esta legislatura su “inauguritis” ha pasado de crónica a aguda, posiblemente acuciado por el temor de que su sucesor, Sr. Espadas, pueda restarle algún ápice de protagonismo cuando le releve como alcalde. En estos últimos días la fiebre por inaugurar está llegando a límites que rozan el ridículo, apareciendo el Sr. Alcalde en varios actos en una misma jornada, como si le faltasen días para dejar su “huella indeleble” entre nosotros. El agravamiento de su “patología” ha traído como consecuencia el aumento en personal y gastos de protocolo durante esta legislatura, pasando la Alcaldía de tener, para estos menesteres, no sólo una secretaria sino dos personas más en el gabinete de prensa.
La buena sintonía queda bien sobre el papel, pero no excluye la rivalidad partidista entre los componentes del pacto PPSOE. Espero que la “inauguritis” no sea contagiosa y el Sr. Espadas no pretenda en poco más de un año superar el listón tan alto dejado por el Sr. Romero. No obstante, mucho tendrá que correr el futuro alcalde para superar el número de placas por metro cuadrado del actual.
Cambiando radicalmente de tema, quiero aprovechar estas líneas para desear a todos los alhameños unas felices fiestas, en compañía de sus seres más queridos, y un año nuevo pleno de salud y prosperidad.
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