sábado, 22 de mayo de 2010

LOS AJUSTES DE LA CRISIS

La pasada semana el Gobierno Zapatero anunció una serie de medidas con las que pretende reducir el déficit público, y con ello paliar, en la medida de lo posible, la crisis económica que actualmente vivimos. Básicamente, las medidas consisten en: recorte del sueldo de los funcionarios, reducción en la inversión pública, supresión del cheque bebé, ahorro en la financiación de Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, congelación de las pensiones, eliminación de la retroactividad en las asignaciones por dependencia, y “tijeretazo” a las ayudas destinadas a los países más pobres. En definitiva, como viene siendo habitual a largo de la historia, pagamos el pato los de siempre.
Desde que se inició la crisis, he reiterado en esta columna que el origen de la misma está en la especulación inherente al sistema capitalista. Pero para desgracia nuestra el sistema imperante a nivel global es éste y, por tanto, son los “tiburones” de la economía mundial los que imponen sus reglas. Cuando el volumen de negocio no les resulta satisfactorio, son capaces de someter a su dictadura financiera al gobierno que se tercie. De hecho, los políticos, que elegimos democráticamente, se han convertido en marionetas del poder económico. El objetivo final es imponer la ley del mercado a todos los niveles. Para ello tienen que deteriorar todo lo público: pensiones, seguridad social, servicios públicos, instituciones, etc. De esta forma, se pretende que los ciudadanos vean en la iniciativa privada la mejor salida, y como única regla la ley de la selva.
Resulta evidente que el Gobierno ha cogido el camino más fácil recurriendo a tomar medidas contra los más débiles, que es sobre quienes tiene el control. No se ha atrevido, sin embargo, a aplicar otras medidas alternativas que le podían haber reportado mayores ingresos y que hubiesen sido más justas, haciendo pagar la crisis a quienes la han provocado. Creo que se podría haber intensificado la lucha contra el fraude fiscal, que provoca un gran agujero en Hacienda. También sigue pendiente la aplicación de una reforma fiscal progresiva en la que pague más quien más tiene, por ejemplo recuperando el Impuesto Sobre el Patrimonio, que afecta directamente a las grandes fortunas, o aumentando la tributación de las sociedades financieras que cotizan en Bolsa. Por otra parte, se hace necesario aplicar un plan de lucha contra la economía sumergida y el dinero negro. No es de recibo que los trabajadores y pensionistas, cuyos ingresos son escasos y transparentes, paguen los efectos de la crisis mientras que los “sinvergüenzas” sacan beneficio de la misma.
El pasado mes de abril, antes de que apareciese en los medios la noticia sobre los ajustes propuestos por el Gobierno Central, en el debate de los Presupuestos 2010 de nuestro Ayuntamiento, quedó patente el recorte presupuestario en el apartado de ingresos procedentes tanto del Estado como de la Comunidad Autónoma, que en números redondos suponen 2 millones de euros menos. A esto hay que añadir que el nuevo Plan E, de este año, se ha reducido a la mitad. Mucho me temo que, con las medidas restrictivas previstas, nuestro Ayuntamiento volverá a meternos la mano en los bolsillos, aunque sólo sea para sacar telarañas porque no nos va a quedar ni un duro.
Me resulta chocante que, mientras los empleados públicos pueden ver reducido su sueldo en un 5%, el presupuesto municipal, en el capítulo de asignaciones a altos cargos, haya aumentado en un 16 % respecto a 2009. Mucho menos explicable en estos momentos es que nuestro Concejal de Hacienda, que tendrá 10 millones de euros menos que administrar, ahora tenga dedicación exclusiva y casi duplique su sueldo. ¡Viva el pacto anti-crisis!

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