El próximo día 8 de marzo se conmemora, como todos los años, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Cada vez que llega esta fecha hacemos balance de las conquistas conseguidas en relación a la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres.
Contrariamente a lo que sería deseable, en el Día de la Mujer hay poco que celebrar y mucho que reivindicar. Realmente, no habremos conseguido la plena igualdad entre hombres y mujeres mientras que exista un día en el calendario que nos recuerde que no hemos alcanzado el objetivo que se persigue. Hace falta un esfuerzo de toda la sociedad en lo que se refiere a facilitar la incorporación de la mujer al mercado de trabajo en condiciones de igualdad, con actuaciones que favorezcan el acceso, la formación, la promoción y la permanencia en el mismo.
Las mujeres siguen teniendo mayores dificultades a la hora de incorporarse y mantener una situación estable dentro del mundo laboral. Esto tiene su reflejo en el tipo de contratos, ya que mayoritariamente son a tiempo parcial, temporales y peor remunerados que los de sus compañeros de sexo masculino. Esta situación se traduce en que sólo el 40% de las mujeres perciben prestaciones por desempleo y, además, con una cuantía cifrada en un 15% por debajo de la asignada a los hombres. Por si esto fuese poco, los periodos de permanencia en desempleo también son mayores, prueba evidente de las grandes dificultades que experimentan para acceder a un puesto de trabajo.
Otro hándicap importante a la hora conseguir un empleo y de mantenerlo es la posible maternidad de las mujeres en edad fértil. Los empresarios siguen cuestionándose la conveniencia o no de contratarlas porque temen un mayor índice de absentismo laboral, relacionado con la maternidad y el posterior cuidado de los hijos. Además, sobre la mujer sigue recayendo el peso de la atención a sus mayores y personas dependientes del entorno familiar, esto les obliga en numerosas ocasiones a solicitar permisos, reducir su jornada laboral, pedir excedencia o incluso renunciar al puesto de trabajo.
Con el pretexto de la crisis, se están produciendo evidentes retrocesos a todos los niveles de la Administración en los asuntos relacionados con la igualdad de oportunidades. A nivel estatal se ha suprimido el Ministerio de Igualdad, integrándolo en el de Sanidad. Nuestro Gobierno Regional se ha cargado el Instituto de la Mujer y, en nuestro pueblo, con el recorte en subvenciones destinadas a programas dependientes de los organismos citados, se ha eliminado de un plumazo el puesto de trabajo de agente de igualdad, que realizaba una importante labor centrada en luchar contra la discriminación por razones de sexo.
Me parece lamentable que los recortes los sufran siempre los mismos: los desfavorecidos, los que sufren discriminación, los que tienen mayores dificultades… En definitiva, los más débiles del sistema.
Celebro que a nuestra Concejala de Mujer, Sra. Tudela, este año se le haya “encendido la bombilla” y haya decidido cancelar “fiestas y folklores varios” para dedicarlos a cursos de formación para mujeres. Lo lamentable es que haya necesitado cuatro años para caer en la cuenta de que ha estado tirando el dinero público en actividades cuya incidencia en la lucha contra la desigualdad eran más que discutibles.
Contrariamente a lo que sería deseable, en el Día de la Mujer hay poco que celebrar y mucho que reivindicar. Realmente, no habremos conseguido la plena igualdad entre hombres y mujeres mientras que exista un día en el calendario que nos recuerde que no hemos alcanzado el objetivo que se persigue. Hace falta un esfuerzo de toda la sociedad en lo que se refiere a facilitar la incorporación de la mujer al mercado de trabajo en condiciones de igualdad, con actuaciones que favorezcan el acceso, la formación, la promoción y la permanencia en el mismo.
Las mujeres siguen teniendo mayores dificultades a la hora de incorporarse y mantener una situación estable dentro del mundo laboral. Esto tiene su reflejo en el tipo de contratos, ya que mayoritariamente son a tiempo parcial, temporales y peor remunerados que los de sus compañeros de sexo masculino. Esta situación se traduce en que sólo el 40% de las mujeres perciben prestaciones por desempleo y, además, con una cuantía cifrada en un 15% por debajo de la asignada a los hombres. Por si esto fuese poco, los periodos de permanencia en desempleo también son mayores, prueba evidente de las grandes dificultades que experimentan para acceder a un puesto de trabajo.
Otro hándicap importante a la hora conseguir un empleo y de mantenerlo es la posible maternidad de las mujeres en edad fértil. Los empresarios siguen cuestionándose la conveniencia o no de contratarlas porque temen un mayor índice de absentismo laboral, relacionado con la maternidad y el posterior cuidado de los hijos. Además, sobre la mujer sigue recayendo el peso de la atención a sus mayores y personas dependientes del entorno familiar, esto les obliga en numerosas ocasiones a solicitar permisos, reducir su jornada laboral, pedir excedencia o incluso renunciar al puesto de trabajo.
Con el pretexto de la crisis, se están produciendo evidentes retrocesos a todos los niveles de la Administración en los asuntos relacionados con la igualdad de oportunidades. A nivel estatal se ha suprimido el Ministerio de Igualdad, integrándolo en el de Sanidad. Nuestro Gobierno Regional se ha cargado el Instituto de la Mujer y, en nuestro pueblo, con el recorte en subvenciones destinadas a programas dependientes de los organismos citados, se ha eliminado de un plumazo el puesto de trabajo de agente de igualdad, que realizaba una importante labor centrada en luchar contra la discriminación por razones de sexo.
Me parece lamentable que los recortes los sufran siempre los mismos: los desfavorecidos, los que sufren discriminación, los que tienen mayores dificultades… En definitiva, los más débiles del sistema.
Celebro que a nuestra Concejala de Mujer, Sra. Tudela, este año se le haya “encendido la bombilla” y haya decidido cancelar “fiestas y folklores varios” para dedicarlos a cursos de formación para mujeres. Lo lamentable es que haya necesitado cuatro años para caer en la cuenta de que ha estado tirando el dinero público en actividades cuya incidencia en la lucha contra la desigualdad eran más que discutibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario