Los resultados de las pasadas elecciones municipales en Alhama han demostrado que ningún partido político tiene apoyo suficiente para tener mayoría absoluta en el nuevo Consistorio. Para obtener esa cota de poder tan deseada, especialmente por el PP, se necesitan como mínimo 11 concejales. Esta cifra no la ha conseguido ninguna candidatura, ya que la más votada consiguió 9 ediles, a pesar del enorme favor que presta la Ley Electoral a las mayorías. Esta situación genera incertidumbre a la hora de definir claramente quién será el próximo alcalde de los alhameños.
El pasado día 22, los ciudadanos eligieron a los 21 concejales que constituirán la Corporación que regirá nuestra política local hasta el año 2015. Los Ejecutivos locales, en los últimos tiempos, se han acostumbrado a gobernar a “base de rodillo” y para ello se han fraguado pactos de todo tipo. El más sorprendente de todos ha sido el reciente maridaje entre PP y PSOE, algo impensable, en teoría.
Visto lo visto, a priori, no hay que descartar ninguna posibilidad de acuerdo. Sin embargo, los que ya están en boca de todos son: PP+CCD, PSOE+CCD+IU. Hay otras múltiples combinaciones para conseguir mayorías absolutas, pero algunas podrían llevarnos a auténticos disparates difícilmente entendibles por los ciudadanos. Tampoco sería descabellado que el partido más votado gobernase en minoría, buscando acuerdos puntuales en su gestión.
Desde “el día después” sabemos que los partidos no tienen más remedio que hablar. Por otra parte, parece lo razonable. Sin embargo, nadie “despega el pico” transcurrida una semana. La rumorología popular ya está en marcha haciendo todo tipo de cábalas: posibles pactos, cuántos alcaldes tendremos, qué concejalías llevará cada cual, e incluso si algunos, dependiendo de la situación en la que queden, aguatarán los cuatro años (la oposición es muy dura para las vedettes de la política). No se descarta que a algún miembro del gobierno se le haga muy larga la legislatura, no sólo por la labor de la oposición sino también por las puñaladas que pueda recibir de sus propios compañeros de viaje.
Espero que nuestros ediles no nos indignen, más de lo que estamos, y tengamos que montar un chiringuito en la Plaza de la Constitución emulando a los jóvenes del 15M. Motivos más que sobrados ya tenemos: bipartidismo -que hace pactos anti-natura “por el bien de todos”-, cifras históricas de paro, dificultades para acceder a una vivienda en condiciones, creciente deterioro de los servicios públicos, proliferación abusiva de convenios urbanísticos para construir macro-urbanizaciones, derroche del dinero público, aumento desproporcionado de impuestos, paulatino aumento de los desahuciados por impago de hipotecas, etc.
Nos queda una semana para “abrir el melón”, ya que la toma de posesión de los miembros de la nueva Corporación, y la elección de alcalde, tendrán lugar el próximo sábado 11 de junio. Para estas fechas saldremos de dudas y conoceremos quién ha acertado la porra. Espero que ésta última no tenga nada que ver con la que emplearon los Mossos d´Esquadra para “repartir democracia” en la Plaza de Cataluña, con la excusa de prevenir incidentes.
Si emplear la violencia por parte de las fuerzas de seguridad contra personas indefensas y pacíficas es la manera que tienen nuestros gobernantes de prevenir conflictos, “apañaos vamos”.
El pasado día 22, los ciudadanos eligieron a los 21 concejales que constituirán la Corporación que regirá nuestra política local hasta el año 2015. Los Ejecutivos locales, en los últimos tiempos, se han acostumbrado a gobernar a “base de rodillo” y para ello se han fraguado pactos de todo tipo. El más sorprendente de todos ha sido el reciente maridaje entre PP y PSOE, algo impensable, en teoría.
Visto lo visto, a priori, no hay que descartar ninguna posibilidad de acuerdo. Sin embargo, los que ya están en boca de todos son: PP+CCD, PSOE+CCD+IU. Hay otras múltiples combinaciones para conseguir mayorías absolutas, pero algunas podrían llevarnos a auténticos disparates difícilmente entendibles por los ciudadanos. Tampoco sería descabellado que el partido más votado gobernase en minoría, buscando acuerdos puntuales en su gestión.
Desde “el día después” sabemos que los partidos no tienen más remedio que hablar. Por otra parte, parece lo razonable. Sin embargo, nadie “despega el pico” transcurrida una semana. La rumorología popular ya está en marcha haciendo todo tipo de cábalas: posibles pactos, cuántos alcaldes tendremos, qué concejalías llevará cada cual, e incluso si algunos, dependiendo de la situación en la que queden, aguatarán los cuatro años (la oposición es muy dura para las vedettes de la política). No se descarta que a algún miembro del gobierno se le haga muy larga la legislatura, no sólo por la labor de la oposición sino también por las puñaladas que pueda recibir de sus propios compañeros de viaje.
Espero que nuestros ediles no nos indignen, más de lo que estamos, y tengamos que montar un chiringuito en la Plaza de la Constitución emulando a los jóvenes del 15M. Motivos más que sobrados ya tenemos: bipartidismo -que hace pactos anti-natura “por el bien de todos”-, cifras históricas de paro, dificultades para acceder a una vivienda en condiciones, creciente deterioro de los servicios públicos, proliferación abusiva de convenios urbanísticos para construir macro-urbanizaciones, derroche del dinero público, aumento desproporcionado de impuestos, paulatino aumento de los desahuciados por impago de hipotecas, etc.
Nos queda una semana para “abrir el melón”, ya que la toma de posesión de los miembros de la nueva Corporación, y la elección de alcalde, tendrán lugar el próximo sábado 11 de junio. Para estas fechas saldremos de dudas y conoceremos quién ha acertado la porra. Espero que ésta última no tenga nada que ver con la que emplearon los Mossos d´Esquadra para “repartir democracia” en la Plaza de Cataluña, con la excusa de prevenir incidentes.
Si emplear la violencia por parte de las fuerzas de seguridad contra personas indefensas y pacíficas es la manera que tienen nuestros gobernantes de prevenir conflictos, “apañaos vamos”.
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