Artículo de Damián Rubio publicado en Linea Local
El pasado sábado, día 22, tuvo
lugar una manifestación de trabajadores de Elpozo Alimentación en contra de las
subcontratas en la citada empresa. La misma estaba convocada por los
representantes de los trabajadores y contó con una gran afluencia de público.
Según los convocantes, lo que se
pretende es ceder el trabajo de determinadas secciones a empresas externas,
como ya se ha hecho con el lavadero de gavetas y tripería. El objetivo no es
otro que abaratar costes en la producción – la Empresa argumenta necesidades
para mantener la competitividad en el mercado, mientras que los trabajadores
entienden que lo que se pretende es aumentar los beneficios a costa de la
precarización de sus condiciones laborales-.
Como participante en la marcha reivindicativa,
pude escuchar diversos comentarios de las personas que me acompañaron en el
trayecto. En todos ellos se hacía referencia a la difícil situación que se les
presenta a los trabajadores ante esta nueva agresión a sus derechos. Es lo que
todos conocemos como subcontrata, que los políticos llaman externalización y la
propia empresa denomina, simplemente, cese
de una actividad poco rentable.
A pesar de los eufemismos, los
trabajadores tienen claro que su puesto de trabajo corre peligro. Se comentaba
que la nueva empresa está llamando a los mismos operarios que pocos días antes
trabajaban en la sección de tripería, para ofrecerles la realización de las
mismas tareas como empleados autónomos de una supuesta cooperativa. La aceptación del puesto de trabajo supone
percibir un mayor salario bruto, a cambio de que el propio obrero pague su
seguridad social, herramientas, vestuario, etc. En definitiva, una vez hechas
las cuentas, “en limpio”, cobraría bastante menos por realizar las mismas
tareas. La disyuntiva está clara, o aceptan estas condiciones o se quedan en el
paro, sin prestación alguna por haber rechazado una oferta de empleo. O sea,
una nueva forma de esclavitud por la que, además, hay que estar agradecidos a ElPozo
que te ha recomendado ante la empresa externa.
Por cierto, según se comentaba,
la empresa subcontratada estará ubicada en la misma factoría, utilizando las
mismas dependencias e instalaciones por las que pagará un alquiler. Esto supone
un cambio radical en la filosofía de Elpozo, que siempre se ha enorgullecido de
sus trabajadores y del control total de la producción. Esta nueva forma de
proceder deja la puerta abierta a agentes externos, que quizás no pongan tanto
celo ni en la calidad del producto, ni
en las condiciones laborales de los trabajadores.
Los dirigentes de Elpozo
argumentan como causas para la toma de estas decisiones las exigencias de un
mercado cada vez más competitivo y globalizado, para el que hay actividades cuya explotación
directa ya no es rentable, por la inversión que se necesita
para comercializar el producto excedente a su propio consumo interno. Por
tanto, consideran necesario el cese de una actividad que puede lastrar al resto
de la empresa.
Me parece una auténtica
aberración que cada vez que una empresa se plantee seguir siendo competitiva,
recurra a la reducción de derechos laborales y a la pérdida paulatina del
control de su producción. El final de trayecto está en la economía sumergida o
en condiciones laborales tercermundistas.
Desde estas líneas, hago un
llamamiento a la cordura y al diálogo
entre empresa y trabajadores para buscar fórmulas que permitan mantener la
competitividad sin menoscabo de los derechos de los trabajadores.
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama
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