Desde principios de este verano,
se vienen escuchando en los distintos medios de comunicación declaraciones de
diversos dirigentes del PP sobre la conveniencia de modificar la Ley Electoral
para que la alcaldía, a partir de las próximas elecciones municipales,
corresponda a la lista más votada.
Este asunto ya está contemplado
para los casos de empate en el número de concejales que respaldan a un
candidato a la alcaldía, es decir, cuando no hay acuerdo entre los distintos
grupos políticos para propiciar una mayoría suficiente.
Lo que el PP pretende es que, sea
cual sea el resultado electoral, la alcaldía corresponda a la lista más votada.
De esta forma, podría darse el caso de que un partido con tan sólo el 35 % de
los votos, por poner un ejemplo, impusiera su candidato al 65 % restante. Y
esto nos lo quiere vender, como una cuestión de regeneración democrática, un
partido que está “metido hasta las cejas” en la mayoría de los casos de
corrupción de nuestro país, que hace trampas en su financiación y que pone
trabas a los jueces que le investigan.
Es palpable la mal disimulada
preocupación de las “mentes pensantes” del PP después del descalabro de las
Europeas del pasado mes de mayo, en las que perdieron más de dos millones y
medio de votos. Y es entendible, conociendo su afán por conservar el poder a
toda costa, que quieran realizar una reforma electoral que les permita mantener
las alcaldías que ostentan, puesto que estarían en peligro con los posibles
pactos post-electorales entre otros partidos.
El sistema electoral español, con
la famosa Ley D´hont, ya favorece suficientemente a los partidos mayoritarios.
Si el PP nos aplica una nueva “vuelta de tuerca”, con la excusa de favorecer la
gobernabilidad municipal, habrá perpetrado un auténtico atentado a la
democracia, al propiciar que la minoría de los votantes, concentrada en un solo
partido, se imponga a la mayoría, distribuida entre diversas opciones políticas
que ya están sobradamente penalizadas con la actual Ley Electoral.
Los resultados de las Europeas
supusieron un duro golpe al bipartidismo. La sociedad española, afortunadamente,
es cada vez más plural, y los partidos hasta ahora mayoritarios se aferran a
sus privilegios. Si la propuesta del PP sale adelante los partidos más pequeños
se verían doblemente castigados: durante el proceso electoral, ya les cuesta
más obtener representación y, posteriormente, les sería imposible obtener la alcaldía al no
poder pactar entre ellos. Además, nunca podrían plantear una moción de censura
ante la mala gestión de un alcalde.
El verano es muy largo y la
actividad política se ralentiza. Por tanto, es necesario entretener al personal
con los ya clásicos culebrones que desvíen la atención sobre otros asuntos más
espinosos para el partido del Gobierno, llámense Bárcenas, Gürtel, Brugal,
Fabra, Matas, etc.
Me cabe la duda sobre si con este
artículo estaré contribuyendo a inflar más lo que posiblemente acabe siendo un
nuevo globo sonda del PP, o difundiendo la nueva canción del verano con un
“pegadizo” estribillo y poco contenido.
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