Artículo de Damián Rubio publicado en Infolínea
El pasado día 29 de diciembre, en una de las visitas que suelo hacer al cementerio para honrar a mis difuntos, me encontré con Juan Martínez (“el enterraor”) al que saludé felicitándole las fiestas y deseándole lo mejor para el año que acaba de comenzar. Después del intercambió de felicitaciones, me sorprendió al comunicarme que la Junta Rectora que gestiona el cementerio parroquial Ntra. Sra. del Carmen le había notificado el cese en sus funciones, después de casi 40 años de servicios prestados.
El pasado día 29 de diciembre, en una de las visitas que suelo hacer al cementerio para honrar a mis difuntos, me encontré con Juan Martínez (“el enterraor”) al que saludé felicitándole las fiestas y deseándole lo mejor para el año que acaba de comenzar. Después del intercambió de felicitaciones, me sorprendió al comunicarme que la Junta Rectora que gestiona el cementerio parroquial Ntra. Sra. del Carmen le había notificado el cese en sus funciones, después de casi 40 años de servicios prestados.
Los que tenemos ya unos años
sabemos cómo estaba el cementerio en diciembre del 76, cuando Juan se hizo a
cargo del mismo, y como está en la
actualidad. Todos los alhameños reconocemos las grandes mejoras realizadas
durante el tiempo en el que esta persona ha sido responsable de las instalaciones,
así como su dedicación y la esmerada atención que siempre ha prestado a las
familias que han requerido sus servicios.
Aunque el cementerio es propiedad
de la Parroquia de San Lázaro, todos los alhameños lo sentimos como algo
nuestro, y me consta que todas las corporaciones municipales, conocedoras del
servicio público que presta, siempre han colaborado en su mantenimiento y
mejora. No obstante, es la Iglesia, a través de la Junta Rectora, la que
gestiona los recursos humanos y económicos de la citada instalación en régimen
privado.
Los ciudadanos de Alhama
desconocemos a quién rinden cuentas los gestores del cementerio, así como los
criterios que se siguen para establecer las cuotas y tasas que pagamos los
usuarios vivos. Tampoco se han dado explicaciones públicas sobre el cese del
enterrador, por lo que desconocemos los
motivos que han puesto fin a 40 años de servicio de Juan Martínez.
No me consta que la Parroquia
pague al Ayuntamiento ningún tipo de gravamen a los que están sujetos todas las
empresas privadas y ciudadanos (impuesto de construcciones, instalaciones y
obras, impuesto de bienes inmuebles, impuesto de actividades económicas, plusvalías
u otras tasas municipales). Creo que los alhameños deberíamos tener
representación municipal en la Junta Rectora del Cementerio, para conocer y
participar en la gestión del mismo.
No quiero acabar estas líneas sin
mostrar mi apoyo y solidaridad a mi amigo Juan. Me consta que tanto él como su
familia están atravesando unos duros momentos, como consecuencia de lo
inesperado de su cese en una actividad a la que ha dedicado prácticamente toda
su vida laboral, y en la que ha puesto mucho cariño y buen hacer.
Me parece que, en los tiempos que
vivimos, es fundamental la transparencia en la gestión, sobre todo si hay
recursos públicos de por medio. Lo
contrario son métodos que ya se suponen desechados y que únicamente siembran
dudas.
La Iglesia no debería estar
exenta de la obligación de explicar públicamente sus actuaciones “terrenales”.
No estamos hablando de cuestiones de fe, sino de una correcta gestión.
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama
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