Artículo de Damián Rubio publicado en Infolínea
Recientemente ha aparecido en los medios de comunicación un nuevo caso de acoso escolar. En esta ocasión se trata de un niño sevillano de siete años, del barrio de Triana para más señas, que fue agredido por otros tres compañeros de ocho, nueve y diez años, respectivamente. Es un caso más, de los muchos que se están dando en toda la geografía nacional en los últimos tiempos.
Recientemente ha aparecido en los medios de comunicación un nuevo caso de acoso escolar. En esta ocasión se trata de un niño sevillano de siete años, del barrio de Triana para más señas, que fue agredido por otros tres compañeros de ocho, nueve y diez años, respectivamente. Es un caso más, de los muchos que se están dando en toda la geografía nacional en los últimos tiempos.
Cada vez son más frecuentes los
casos de niños que sufren la violencia física, verbal o psicológica de sus compañeros en el entorno escolar,
teniendo que soportar en algunos casos vejaciones que les llevan a vivir un
auténtico “calvario”. Las víctimas suelen sufrir en silencio este maltrato sin
atreverse a contárselo a sus padres o profesores. A veces, sumidos por la angustia,
toman decisiones tan trágicas como el suicidio al no encontrar una salida al
sufrimiento que viven.
El acosador suele ser una persona
que carece de empatía y eso le convierte en un auténtico verdugo para sus
víctimas, bien porque tengan alguna discapacidad o simplemente porque su
aspecto físico no sea de su agrado. El “éxito” del maltratador tiene mucho que ver con la indiferencia, el
silencio y, a veces, el aplauso de los compañeros que observan lo que está
sucediendo.
La responsabilidad del acoso
escolar tenemos que buscarla en la sociedad en su conjunto. Por una parte, la
familia, que debe ser el pilar fundamental en la formación de una persona, ha
dejado un poco olvidado este papel debido al ritmo de vida que se nos ha
impuesto. Apenas hay tiempo para dedicarlo a la educación de los hijos. Además,
hoy día son numerosas las familias completamente desestructuradas en las que
los niños crecen sin referentes educativos estables.
Por otra parte, la sociedad
establece unos cánones muy rígidos, tanto para hombres como para mujeres, en lo
que a belleza o éxito se refiere. Todos los que no encajan “son bichos raros” y
víctimas propicias. Al triunfador se le perdona todo una vez que ha llegado a
la cima, no importa que por el camino engañe, pisotee o machaque al otro. Ejemplos muy recientes y cercanos tenemos, no
es necesario citar nombres.
Los medios de comunicación
difunden la violencia, en algunos casos extrema, a todas horas sin importar el
tipo de audiencia. En muchos casos, el “malote” es un autentico héroe y los
buenos resultan aburridos. En lo que a información se refiere, si no hay
violencia no hay noticia.
Desde las administraciones aún no
se ha hecho lo suficiente para atajar este problema, que empieza a ser muy
preocupante. Se echan en falta más recursos humanos y materiales, para pasar de
los discursos y buenas intenciones a medidas efectivas. Por cierto, tengo que
aplaudir que recientemente se haya hecho público el teléfono 900018018 a disposición de las víctimas de acoso
escolar.
Creo, además, que la escuela ha
perdido gran parte de su función pedagógica, en favor de enrevesados programas
burocráticos que dificultan labor educativa de los maestros, más obligados a
cumplir programas y entregar papeles que a formar como personas a sus alumnos.
En definitiva, o remamos todos a
la vez y en la misma dirección, o vamos a la deriva también en este asunto.
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama.
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama.
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