viernes, 25 de noviembre de 2016

ACOSO ESCOLAR


Artículo de Damián Rubio publicado en Infolínea

Recientemente ha aparecido en los medios de comunicación un nuevo caso de acoso escolar. En esta ocasión se trata de un niño sevillano de siete años, del barrio de Triana para más señas, que fue agredido por otros tres compañeros de ocho, nueve y diez años, respectivamente. Es  un caso más, de los muchos que se están dando en toda la geografía nacional en los últimos tiempos.

Cada vez son más frecuentes los casos de niños que sufren la violencia física, verbal o psicológica  de sus compañeros en el entorno escolar, teniendo que soportar en algunos casos vejaciones que les llevan a vivir un auténtico “calvario”. Las víctimas suelen sufrir en silencio este maltrato sin atreverse a contárselo a sus padres o profesores. A veces, sumidos por la angustia, toman decisiones tan trágicas como el suicidio al no encontrar una salida al sufrimiento que viven.

El acosador suele ser una persona que carece de empatía y eso le convierte en un auténtico verdugo para sus víctimas, bien porque tengan alguna discapacidad o simplemente porque su aspecto físico no sea de su agrado. El “éxito” del maltratador  tiene mucho que ver con la indiferencia, el silencio y, a veces, el aplauso de los compañeros que observan lo que está sucediendo.

La responsabilidad del acoso escolar tenemos que buscarla en la sociedad en su conjunto. Por una parte, la familia, que debe ser el pilar fundamental en la formación de una persona, ha dejado un poco olvidado este papel debido al ritmo de vida que se nos ha impuesto. Apenas hay tiempo para dedicarlo a la educación de los hijos. Además, hoy día son numerosas las familias completamente desestructuradas en las que los niños crecen sin referentes educativos estables.

Por otra parte, la sociedad establece unos cánones muy rígidos, tanto para hombres como para mujeres, en lo que a belleza o éxito se refiere. Todos los que no encajan “son bichos raros” y víctimas propicias. Al triunfador se le perdona todo una vez que ha llegado a la cima, no importa que por el camino engañe, pisotee o machaque al otro.  Ejemplos muy recientes y cercanos tenemos, no es necesario citar nombres.

Los medios de comunicación difunden la violencia, en algunos casos extrema, a todas horas sin importar el tipo de audiencia. En muchos casos, el “malote” es un autentico héroe y los buenos resultan aburridos. En lo que a información se refiere, si no hay violencia no hay noticia.

Desde las administraciones aún no se ha hecho lo suficiente para atajar este problema, que empieza a ser muy preocupante. Se echan en falta más recursos humanos y materiales, para pasar de los discursos y buenas intenciones a medidas efectivas. Por cierto, tengo que aplaudir que recientemente se haya hecho público el teléfono 900018018  a disposición de las víctimas de acoso escolar.

Creo, además, que la escuela ha perdido gran parte de su función pedagógica, en favor de enrevesados programas burocráticos que dificultan labor educativa de los maestros, más obligados a cumplir programas y entregar papeles que a formar como personas a sus alumnos.

En definitiva, o remamos todos a la vez y en la misma dirección, o vamos a la deriva también en este asunto.

Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama.

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