Artículo de Damián Rubio publicado en Infolínea
Por estas fechas, como todos los
años, finaliza el curso escolar en los centros educativos de nuestra localidad
y comienzan las escuelas de verano y campamentos. Con estos últimos, que se
mantienen hasta finales de julio, se pretende facilitar la tan difícil tarea de
conciliar la vida familiar y laboral.
Estoy seguro que algunos padres,
en estas fechas, se dan cuenta de la importante labor que desarrollan los
profesores durante el curso. Más de uno se preguntará cómo es posible aguantar a
más de 25 alumnos de la misma edad (cada uno de un padre y una madre) y que
además aprendan.
Sin duda, el pilar fundamental en
la educación de un niño es su familia, pero con la sociedad que hemos creado en
la que estamos “tan ocupados”, queda muy poco tiempo para dedicarlo a la
crianza de los hijos. Esto hace que a la escuela cada vez se le exija más.
Además de desarrollar el curriculum de contenidos, cada vez más extenso, al
maestro hoy día se le exige que, además de educador, sea cuidador, psicólogo,
enfermero, motivador, etc.
En lo que se refiere al aspecto
educativo, el abanico que abarca la escuela es cada vez más amplio. Al maestro
se le pide que eduque para la salud, cuidado del medio ambiente, aceptación de
la diversidad, prevención del acoso escolar, convivencia, prevención de la
violencia de género, etc.
Me consta que todos estos temas
anteriormente referidos se trabajan en profundidad en la escuela, ya que
conozco a varios compañeros que son profesores y me hablan de su trabajo. No puedo
más que expresar aquí la gran admiración que siento por esta profesión y por
las personas que se dedican a ella. Así que, cuando llegan las vacaciones de
verano, siempre digo que bien merecidas las tienen, para “recargar las pilas” y
empezar el curso siguiente con renovada ilusión.
A pesar de que la educación es la
base de cualquier sociedad, la labor del maestro está muy poco reconocida. Es
más fácil criticar los posibles errores, que se puedan tener como en cualquier
otra actividad, que valorar el trabajo bien hecho de tantos profesionales de la
educación.
A través de las redes sociales he
podido visualizar, no sin que se me hiciese un nudo en la garganta, el precioso
acto de despedida de todo el colegio Antonio Machado a mi amigo y compañero
Cristóbal Altamayo por su jubilación. Ojalá sirva este detalle para reconocer
la silenciosa y extraordinaria labor que la mayoría de los profesionales de la
escuela pública desarrollan día a día en cada uno de sus centros.
Como estamos hablando de educación no me he podido resistir a la
tentación de buscar una cita que me sirva de homenaje a los maestros de Alhama,
tanto en activo como jubilados: “La enseñanza que deja huella no es la que se
hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón”. (Howar G. Hendricks)
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama
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