Artículo de Damián Rubio publicado en InfoLínea el 29 de junio de 2018
Cuando salga a la luz este
artículo, ya se habrá debatido en el Pleno Ordinario de este mes de junio una
moción presentada por IU-Verdes en la que se pide al Ayuntamiento que
reivindique la memoria de Marcelino Camacho. La misma forma parte de las
iniciativas tomadas por distintas instituciones, organizaciones sindicales,
sociales y políticas para conmemorar el centenario del nacimiento de este líder
sindical, impulsor de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras.
La historia de la joven
democracia española no se entendería sin la figura de personajes como Marcelino
Camacho, que fue clave en la Transición Española. A Marcelino le “pilló la
Guerra” con 18 años, y cuando finalizó
la misma fue detenido y encarcelado por haber defendido las ideas republicanas
desde su militancia en el Partido Comunista. Esto le llevó a sufrir un
autentico peregrinaje por distintas cárceles y campos de trabajo, hasta que en
1943 pudo escapar a Marruecos y posteriormente a Argelia.
Permaneció en el exilio hasta
1957, año en el que fue indultado y pudo regresar a España. A partir de esa
fecha empezó a impulsar la organización de Comisiones Obreras desde la
clandestinidad, lo que le llevó de nuevo a la cárcel en 1966 y posteriormente
en 1972. La toma de posesión del Rey Juan Carlos I como Jefe del Estado, en
1975, supuso un indulto generalizado para todos los encarcelados por el proceso
1.001, que había condenado a 20 años de cárcel a la cúpula dirigente del
entonces ilegal sindicato CC.OO.
Camacho fue un ejemplo de lucha
por la democracia, la libertad, los derechos de los trabajadores y la unidad de
acción sindical. Una persona honrada, coherente con sus ideas y convicciones,
que defendió durante toda su vida. La figura de Marcelino no se entendería sin
el apoyo incondicional de Josefina Samper, su mujer, camarada y compañera de
lucha por los derechos de la mujer y los trabajadores, fallecida en febrero del
presente año.
Creo que la figura de Marcelino
Camacho trasciende más allá de su militancia política y sindical, ya que se
puede considerar un símbolo de la lucha por consolidar la democracia en nuestro
país, además de ser un estandarte de valores como la coherencia, humildad,
constancia, honradez, dignidad, criterio propio, solidaridad, defensa de la
clase trabajadora, lucha por la justicia social, etc., que en la actualidad
parecen estar en desuso.
Pienso que este merecido homenaje
a Camacho, en el fondo, se hace extensivo a toda esa generación de españoles
que luchó con pasión por la conquista de los derechos y libertades arrebatados
por la dictadura franquista, y por la recuperación del lugar que España merecía
en Europa y en el contexto internacional.
Me siento satisfecho de que se
reivindique la difusión de la figura histórica de Marcelino Camacho por parte
de nuestro Ayuntamiento, además de que se solicite que una calle o plaza de
nuestro pueblo lleve su nombre. Creo que su figura merece este reconocimiento y
homenaje, ya que nuestra sociedad anda huérfana de personas que encarnen los
valores que este líder sindical representa.
“Ni nos domaron, ni doblaron, ni
nos van a domesticar”. Creo que este lema de Camacho tendrían que tenerlo muy
presente los trabajadores de hoy día.
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama
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