Artículo de Isabel Campos publicado en Infolinea del 12 de abril
El
pasado 4 de abril tuvimos la oportunidad de ver en la televisión pública un
documental premiado nacional e internacionalmente que cuenta una parte
importante de nuestra historia. “El silencio de otros” está producido por
Agustín y Pedro Almodóvar que contribuyen para mostrar su faceta más
comprometida con la historia y la memoria.
Me
pareció interesante (y de justicia) que un documento de esta importancia se
pusiese al alcance de millones de personas, se retransmitió vía internet y
también se ha podido ver en RTVE a la carta durante una semana. Su proyección
en algunas salas comerciales ha sido una novedad.
La
película, grabada a lo largo de seis años, da voz a supervivientes de los
crímenes de la dictadura que usando el Principio de Jurisdicción Universal han
llevado su causa hasta Argentina para buscar Justicia y Reparación antes de que
se acabe su tiempo. En ella se cuenta la búsqueda de personas desaparecidas
durante la posguerra y los intentos por que los responsables que aún viven se
responsabilicen y hagan frente a los actos que cometieron. Niños robados a sus
madres, muertos en fosas comunes y cunetas, represaliados…
Porque
como se dice en ese dialogo de la escena final de “Las bicicletas son para el
verano”: “Hijo: …y mamá que estaba tan contenta porque había llegado la Paz. Padre:
es que no ha llegado la paz, ha llegado la victoria”.
La
ausencia de paz se vivió de forma durísima en la mayoría de población, muchas
veces sometida por el miedo. Los famosos cuarenta años de paz sólo fueron
propaganda.
Durante
la llamada Transición, hace 42 años, tuvo lugar la ley de Amnistía de 1977,
una ley que buscaba perdonar y pasar página sobre “los actos de intencionalidad política, cualquiera que fuese su
resultado, tipificados como delitos y faltas realizados con anterioridad al día
15 de diciembre de 1976”. Amnistía Internacional recuerda que, según el Derecho
Internacional, no pueden incluirse en este perdón actos que puedan ser
considerados crímenes de derecho internacional, como son la desaparición
forzada o la tortura.
Este año se cumplen ochenta años desde
aquella victoria de unos españoles sobre otros y la herida sigue abierta porque
nadie se ha atrevido aún a entablar un proceso serio y conciliador que pase por
que se haga justicia contra todos los crímenes de lesa humanidad que se
cometieron al amparo una paz ficticia. “Ningún
poder ha hecho nada por reparar a las víctimas de crímenes de derecho
internacional cometidos durante la guerra civil y el franquismo” (Amnistía
Internacional).
En esta etapa electoral en la que estamos
sumergidos, llena de consignas y eslóganes, uno de los candidatos ha dicho que
el pondría una asignatura obligatoria sobre la Constitución Española. Quizás
habría que empezar porque la asignatura de Historia de España se impartiese sin
lagunas, nuestros hijos tienen el derecho a conocer lo que una vez sucedió en
su país, cuando unos cuantos militares creyeron estar por encima del bien y de
mal y provocaron un desastre que costó más de un millón de vidas, que nos privó
de intelectuales y científicos, un desastre cuyas consecuencias aún vivimos.
Ochenta años después podemos ver como
partidos negacionistas de todo esto ocupan un lugar en nuestro panorama
político y “amenazan” con hacernos volver a ese lugar del que nunca acabamos de
salir.
Isabel Campos es Portavoz del Grupo Municipal de IU-Verdes Alhama
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