Artículo de Damián Rubio publicado en Infolinea del 22 de noviembre
¡A POR ELLOS!
Tras los resultados de las
pasadas Elecciones Generales del 10 de noviembre, los líderes de PSOE y Unidas
Podemos anunciaron que habían alcanzado un preacuerdo para constituir un
Gobierno progresista de coalición entre las citadas formaciones políticas. La
reacción de las fuerzas vivas de la derecha y de los poderes económicos no se
hizo esperar; inmediatamente montaron una impresionante campaña mediática, advirtiendo
sobre “las nefastas consecuencias” que tendría para la economía de nuestro país
la consolidación del citado preacuerdo.
Las críticas se centran en las
personas que han suscrito el acuerdo, concretamente en Pedro Sánchez y Pablo
Iglesias. Los detractores poco o nada hablan de los puntos que contiene el
documento firmado, ya que el mismo está plagado de medidas sociales
difícilmente criticables. Las actuaciones prioritarias reflejadas en el texto
hacen referencia a asuntos tan importantes y necesarios como: la creación de
empleo que garantice un trabajo digno, estable y de calidad; la protección de
los servicios públicos, con especial atención a la educación, sanidad y
dependencia; el blindaje de las pensiones y la defensa del derecho a la
vivienda.
Además, recoge la lucha contra el
cambio climático, el fortalecimiento de la pequeña y mediana empresa, el
impulso a la investigación, el fomento de la cultura y el deporte, y la
consolidación de políticas feministas que garanticen la seguridad,
independencia y libertad de las mujeres. También, propone controlar la
proliferación de las casas de apuestas, reconocer el derecho a una muerte
digna, frenar el proceso de despoblación de las zonas rurales, garantizar la
convivencia en Cataluña, fomentando el diálogo dentro de la Constitución, y
aplicar una reforma fiscal justa y progresiva.
Creo que se trata de un
preacuerdo para favorecer a la mayoría social de este país, y recuperar
derechos que se estaban poniendo en cuestión con las políticas de recortes y
privatizaciones de la derecha. Me parece imprescindible que se apliquen
políticas que restablezcan los derechos de los trabajadores e impidan la
normalización de esa nueva clase social, que ya es prácticamente una realidad,
denominada “trabajador pobre”. No puedo entender el “pánico” que tienen los
privilegiados a que haya un gobierno que pretenda la justicia social; más
difícil todavía me resulta comprender el apoyo de los trabajadores a quienes
les han despojado de sus derechos.
Considero que la rapidez en
alcanzar este preacuerdo era imprescindible para plasmar la voluntad de
configurar un gobierno estable, frenar la “euforia” de la ultraderecha y
trasmitir un mensaje de confianza al electorado de izquierdas. Sin embargo,
para consolidar este paso hacia políticas más justas, se requiere la
generosidad de otras fuerzas progresistas que lo hagan realidad.
En la noche electoral, después
del recuento, en algunas sedes se gritaba: ¡a por ellos, oe, oe, oe! Mientras,
en otras se escuchaba: ¡con Pablo, sí! Por mi parte, pienso que efectivamente
hay que ir a por ellos, pero no a por las personas, sino a hacer posible un
gobierno progresista que trabaje para hacer realidad los derechos contenidos en
el texto del preacuerdo y referidos en párrafos anteriores, que consoliden la
defensa de la libertad, la tolerancia y el respeto de los valores democráticos.
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes