lunes, 6 de abril de 2020

MANTENGAMOS LA CALMA

Artículo de Antonio García Martínez publicado en INFOLINEA

 La legalidad ha sido siempre la forma más adecuada de regularse que han tenido las sociedades. Cualquier estado organizado cuenta con una ley que, aunque siempre está abierta a interpretaciones, abarca todos los aspectos posibles, intentando procurar la mejor convivencia para todos los habitantes del país.
Dos aspectos son de gran interés en cuanto a las leyes: En primer lugar, está el hecho de que su desconocimiento no exime de cumplirlas y, en segundo lugar, está esa eterna duda de si los gobiernos hacen las leyes a raíz de sus experiencias o si por el contrario las preparan en previsión de posibles hechos futuros. Yo soy partidario de la primera opción, desde mi opinión, cuando en el código de Hammurabi podemos leer “Ojo por ojo”, no lo hace por miedo a que en el futuro una agresión, una afrenta, quede sin respuesta, sino que está sucediendo justo en ese momento, y el Estado debe cumplir su papel y asegurar una legalidad y una justicia, para no caer en la anarquía. Por otra parte, las leyes nos pueden parecer más justas o menos pero nadie puede negar que sean el eje vertebrador de nuestra sociedad y de cualquier otra.
Este orden humano que hemos establecido en las sociedades debe estar presente más que nunca, a pesar de que hay unos ciertos individuos que, con mayor o menor grado de conocimiento, están dispuestos a dinamitarla en un momento crítico como el que vivimos en la actualidad. El confinamiento derivado de la emergencia sanitaria del condenado COVID-19 ha acabado sacando lo mejor de cada uno. Sé que llegado a este punto más de un lector se habrá dicho para sí mismo, lo peor, y es justo aquí donde quería llegar.
 Todos sabemos que el aburrimiento es malo, y si además se mezcla con miedo y en gran parte desconocimiento de lo que estamos viviendo ya es un cóctel mortal. Pero nada de ello justificaría nunca dar cobertura y amplificar una serie de mensajes que, lejos de ser verídicos, son sospechosos de múltiples intenciones ocultas. Ya sea mejorar o desmejorar la imagen del gobierno, la de las autoridades públicas, la de nuestras fuerzas de seguridad, o mismamente la del médico de turno.
A todos nos han llegado whatsapp asegurando que eran médicos, microbiólogos, expertos de vete tú a saber qué, e incluso de “españoles medios”, sí, sí. Yo esta semana he llegado a recibir como 4 ó 5 audios o mensajes donde leía o escuchaba: “Hola, buenos días soy Fulanito de Tal, y vengo a hablaros como español medio, como el currante trabajador, y creo que hablo en nombre de todos cuando os digo bla bla bla…”. Joder… siendo todos españoles medios no se ponen de acuerdo ni locos.
Por eso debemos seguir siempre las fuentes de información fiable, aquellas que emanan de esas instituciones públicas que siguen funcionando, y en las que podemos confiar, o podíamos antes de este apocalipsis que se ha formado por las redes sociales. Todo esto, aunque no lo parezca, tiene una unión directa con el mundo de las leyes y los artículos que tanto nos gusta a quienes basamos nuestro discurso en la legalidad y en el orden, y no en las historias de catedráticos y fantasmas, concretamente en el artículo 561 del Código Penal, en el cual podemos leer textualmente: “Quien afirme falsamente o simule una situación de peligro para la comunidad o la producción de un siniestro a consecuencia del cual es necesario prestar auxilio a otro […], asistencia o salvamento, será castigado con la pena de prisión de tres meses y un día a un año o multa de tres a dieciocho meses.”
Lo avisamos con tiempo por si alguno de los lectores quiere hacer un alto en el disfrute del periódico y borrar algún video o audio, abandonar la idea de compartir aquella foto de dudosa procedencia o sencillamente recomendarle este artículo a esa persona que comparte sin filtro, por 5 o 6 grupos a la vez, la misma información sin contrastarla. Dicho todo esto, os deseo una feliz semana (dentro de las posibilidades) y mi reconocimiento a todos los que tenéis que salir a trabajar por exponeros así por los demás, y a los que os quedáis en casa por ser prudentes y evitar que se siga propagando. Juntos podemos con todo esto y con más, cuidaos.

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