viernes, 24 de abril de 2009

CIUDADANÍA RESPONSABLE


Durante las pasadas fiestas de Semana Santa se han vuelto a repetir hechos vandálicos, que vienen siendo habituales cada vez que se produce un periodo vacacional más o menos prolongado. Es frecuente observar el deterioro del mobiliario urbano en los días posteriores a fechas festivas que reúnen a mucha gente en la calle: rotura de señales de tráfico, incendio de papeleras y contenedores, pintadas, desperfectos en alumbrado público, destrozos en parques y jardines, acumulación de residuos de todo tipo, etc.
De este desprecio de lo público no se libran los centros de enseñanza de nuestra localidad. Tengo noticias de que durante la Semana de Pasión, algunos ciudadanos interpretaron de una forma muy particular su forma de hacer penitencia. La mayoría de los centros aparecieron el Lunes de Pascua con abundantes restos de las fiestas que se montaron en el interior de sus recintos: botellas rotas, preservativos usados, velas, etc. Los protagonistas del jolgorio no se pararon a pensar que estaban utilizando un lugar que diariamente es utilizado por los niños como espacio de juego y recreo.
Creo que este tipo de actos se producen porque en esta sociedad existe una infravaloración absoluta de lo público. Se piensa que del portal de la casa hacia afuera “todo el monte es orégano”, y que lo que es de todos no es de nadie.
Los hechos a los que me estoy refiriendo no son fruto de la casualidad, sino de un déficit de civismo. Se hace necesario que, de una vez por todas, se apueste por la educación ciudadana, y en ello es necesario que se esfuerce toda la sociedad: familia, escuela, medios de comunicación y administraciones públicas. No es de recibo que nos culpemos unos a otros de una situación de la que todos somos responsables. Me parece increíble que, por razones partidistas, aún haya quien se cuestione la oportunidad o no de impartir en los centros Educación para la Ciudadanía. No es suficiente con realizar esporádicas campañas de concienciación ciudadana, o resucitar a la simpática “Alhamita” cuando se les agotan las ideas a los responsables municipales.
Me parece que mientras no hayamos conseguido tener ciudadanos libres y responsables, no estaría mal que la policía local tomase medidas para disuadir a quienes no respetan el patrimonio público. Vendría bien que se acentuase la vigilancia en los lugares referidos durante los días más críticos (festividades y fines de semana).
Siempre he pensado que las instalaciones de los centros de enseñanza están infrautilizadas. Al igual que las empresas intentan sacar el máximo rendimiento de sus infraestructuras, la Administración debería ofertar actividades en los centros educativos para que los ciudadanos pudieran utilizarlos fuera del horario lectivo: bibliotecas abiertas, salas de estudio, cursos de formación, aulas de informática, uso de las pistas polideportivas, utilización de espacios de juego, ludoteca, etc. No tiene sentido que a partir de las seis de la tarde se cierren las puertas.
Posiblemente, cuando los ciudadanos tengan la percepción de que los centros de enseñanza le son útiles durante toda su vida, apreciarán su valor y se lo pensarán más a la hora de hacer un mal uso de las instalaciones.

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