sábado, 26 de noviembre de 2011

VIOLENCIA DE GÉNERO



El año 2011 está finalizando con el aumento de las desigualdades sociales. La crisis económica, provocada por el sistema capitalista, está generando una clase social cada vez más empobrecida y sometida a los vaivenes de los mercados financieros. Estas diferencias económicas y desigualdades se acentúan muchísimo más en las mujeres, ya que son éstas las que están sufriendo directamente un duro golpe contra las conquistas aparentemente consolidadas.
Con el pretexto del ahorro, se están eliminando los organismos de igualdad en todos los ámbitos territoriales, se han disminuido las inversiones destinadas a políticas específicas y las escasas políticas de empleo se han centrado en trabajos masculinizados, mientras se potencia el trabajo a tiempo parcial –protagonizado muy mayoritariamente por mujeres- y aumenta la brecha salarial entre mujeres y hombres.
Uno de esos organismos que ha sufrido recortes es el CAVI (Centros de Atención Especializada a Víctimas de Violencia de Género), que atendió en 2010 a un total de 2.805 mujeres, según han informado el Gobierno regional en un comunicado. Durante ese año, se realizaron 23.000 atenciones, en su mayoría de tipo psicológico y, en menor medida, de tipo jurídico y social. Además, el teléfono de emergencias 1-1-2 recibió el pasado año 3.500 llamadas relacionadas con la violencia de género, la mayoría por maltrato psicológico (89,66 %) pero también por agresión física (53,45 %) o sexual (2,30 %). Por otro lado, el 66 % por ciento de las víctimas que llamaron eran españolas, seguidas de las de nacionalidad marroquí (7,47 %) y ecuatoriana (6,90 %); mientras que el 40 % de las usuarias tenía entre 18 y 35 años de edad y más de la mitad (55,75 %) convivía con su agresor.
La violencia ejercida contra las mujeres, es un mal estructural de una sociedad sin respeto ni conciencia de los valores de igualdad, que acampa en todo tiempo y situación, pero cuando una sociedad sufre ataques en su ya débil estructura de bienestar, como ahora está ocurriendo, la violencia alcanza cuotas vergonzantes tanto en el aumento de sus víctimas, como en las formas que adopta. La vuelta al hogar, a los cuidados y la recuperación patriarcal de los roles sexistas, son señas de identidad de esta nueva y catastrófica etapa. Se sigue sin reconocer nuestra contribución en ninguna de las facetas sociales, tampoco se cuantifica económicamente nuestro trabajo. El miedo a la inestabilidad económica está mermando la capacidad de decisión de las mujeres, soportando situaciones personales y laborales propias de otras épocas históricas que parecían superadas y estamos padeciendo una rapidísima feminización de la pobreza más absoluta. Asimismo hay que incidir especialmente en la situación de las y los jóvenes, ya que está demostrando que en lo que se refiere a sus las relaciones, entre la juventud, éstas siguen marcadas por patrones de dominación machista, en tanto en cuanto se sigue sin desarrollar activamente modelos de relaciones igualitarias.
Habría que recordar del porque, el 25 de noviembre es el día internacional de la no violencia contra las mujeres. En República Dominicana el 25 de noviembre de 1960, por órdenes del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, se produjo el asesinato de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas dominicanas. En 1981 se celebró en Bogotá, Colombia, el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, donde se decidió marcar el 25 de noviembre como el Día Internacional de No Violencia contra las Mujeres, recordando el asesinato de las hermanas Mirabal. En 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. El 17 de diciembre de 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

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