Desde que el PP está en el Gobierno de la Nación, hemos podido observar como sus ministros y principales dirigentes, faltan a la verdad un día si y otro también. Es decir, mienten descaradamente en aquellos asuntos que en su campaña electoral consideraban “líneas rojas que no se podían rebasar”.
Rajoy y su equipo no se cansaron de repetir durante la campaña electoral, en cualquier rincón de España, que no abaratarían el despido ni tocarían cuestiones tan sensibles como: sanidad, educación, servicios sociales o pensiones. Sin embargo, nada más aterrizar en el gobierno, “han entrado a saco” con todo lo que huele a servicios públicos o estado del bienestar.
A los ya conocidos recortes que nos trajo la nefasta Reforma Laboral, con la que a los trabajadores nos han dejado en pañales ante la patronal, hay que añadir ahora una nueva vuelta de tuerca en lo que se refiere a nuestra salud, la educación de nuestros hijos o las prestaciones a nuestros mayores y personas dependientes. Eso sí, Rajoy y sus ministros nos aseguran que de ninguna manera estas medidas afectarán a la calidad de la enseñanza, a las pensiones o a la atención sanitaria.
Medidas como: el aumento del número de alumnos por aula, no cubrir las bajas del profesorado, rescisión de contratos a interinos, aumento de las tasas universitarias, no convocatoria de oposiciones, etc., están pensadas para mejorar la calidad de la enseñanza y reducir el fracaso escolar. “No sé cómo esta gente no lo entiende” -se preguntará el Ministro de Educación-. Debe ser que el nivel de enseñanza que hemos tenido no nos alcanza para comprender tan brillantes ideas. Cómo no se nos ocurriría antes aumentar la ratio para mejorar el compañerismo y estrechar las relaciones entre el alumnado, o suprimir los profesores de apoyo para acabar con el fracaso escolar. “Si es que hemos estao muchos años como ganao sin pastor”
Por otra parte, que se aumenten aún más los impuestos en carburantes para financiar la sanidad (céntimo sanitario), se cobre a los pensionistas un porcentaje por receta, se aumente la aportación de los no pensionistas en el pago de medicamentos (de un 40% al 50 %) o se suprima personal y servicios sanitarios, también son medidas que demuestran la gran capacidad intelectual de nuestros gobernantes, y su honda preocupación por nuestra salud. Claro que ellos, empezando por el Jefe del Estado, cuando necesitan atención sanitaria, acuden a “modestos” centros privados para predicar con el ejemplo, haciendo gala de su austeridad en época de crisis.
Para que podamos entender la generosidad de sus medidas y la necesidad de las mismas, el PP ha inventado un nuevo lenguaje, más sencillo, más directo y al alcance del pueblo llano. Desde que nos gobierna el PP, ya no se hacen recortes, ahora se realizan los ajustes necesarios; no existe el copago, ni mucho menos el repago, sólo se aplica un adecuado ticket moderador; no se abarata el despido sino que se flexibiliza el mercado laboral; los patronos son ahora emprendedores a los que hay que darle todas las facilidades, etc.
El lenguaje del PP está diseñado para que las mentiras parezcan verdades y cualquiera de sus ministros pueda “decir Diego donde dijo digo”, sin sonrojarse lo más mínimo.
En nuestro municipio, el PP, que acuñó la frase “Roma no paga traidores”, ahora compensa económicamente la ingente labor de sus aliados. Han demostrado ser alumnos aventajados en la aplicación del nuevo lenguaje “pepero”.
Rajoy y su equipo no se cansaron de repetir durante la campaña electoral, en cualquier rincón de España, que no abaratarían el despido ni tocarían cuestiones tan sensibles como: sanidad, educación, servicios sociales o pensiones. Sin embargo, nada más aterrizar en el gobierno, “han entrado a saco” con todo lo que huele a servicios públicos o estado del bienestar.
A los ya conocidos recortes que nos trajo la nefasta Reforma Laboral, con la que a los trabajadores nos han dejado en pañales ante la patronal, hay que añadir ahora una nueva vuelta de tuerca en lo que se refiere a nuestra salud, la educación de nuestros hijos o las prestaciones a nuestros mayores y personas dependientes. Eso sí, Rajoy y sus ministros nos aseguran que de ninguna manera estas medidas afectarán a la calidad de la enseñanza, a las pensiones o a la atención sanitaria.
Medidas como: el aumento del número de alumnos por aula, no cubrir las bajas del profesorado, rescisión de contratos a interinos, aumento de las tasas universitarias, no convocatoria de oposiciones, etc., están pensadas para mejorar la calidad de la enseñanza y reducir el fracaso escolar. “No sé cómo esta gente no lo entiende” -se preguntará el Ministro de Educación-. Debe ser que el nivel de enseñanza que hemos tenido no nos alcanza para comprender tan brillantes ideas. Cómo no se nos ocurriría antes aumentar la ratio para mejorar el compañerismo y estrechar las relaciones entre el alumnado, o suprimir los profesores de apoyo para acabar con el fracaso escolar. “Si es que hemos estao muchos años como ganao sin pastor”
Por otra parte, que se aumenten aún más los impuestos en carburantes para financiar la sanidad (céntimo sanitario), se cobre a los pensionistas un porcentaje por receta, se aumente la aportación de los no pensionistas en el pago de medicamentos (de un 40% al 50 %) o se suprima personal y servicios sanitarios, también son medidas que demuestran la gran capacidad intelectual de nuestros gobernantes, y su honda preocupación por nuestra salud. Claro que ellos, empezando por el Jefe del Estado, cuando necesitan atención sanitaria, acuden a “modestos” centros privados para predicar con el ejemplo, haciendo gala de su austeridad en época de crisis.
Para que podamos entender la generosidad de sus medidas y la necesidad de las mismas, el PP ha inventado un nuevo lenguaje, más sencillo, más directo y al alcance del pueblo llano. Desde que nos gobierna el PP, ya no se hacen recortes, ahora se realizan los ajustes necesarios; no existe el copago, ni mucho menos el repago, sólo se aplica un adecuado ticket moderador; no se abarata el despido sino que se flexibiliza el mercado laboral; los patronos son ahora emprendedores a los que hay que darle todas las facilidades, etc.
El lenguaje del PP está diseñado para que las mentiras parezcan verdades y cualquiera de sus ministros pueda “decir Diego donde dijo digo”, sin sonrojarse lo más mínimo.
En nuestro municipio, el PP, que acuñó la frase “Roma no paga traidores”, ahora compensa económicamente la ingente labor de sus aliados. Han demostrado ser alumnos aventajados en la aplicación del nuevo lenguaje “pepero”.
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