El pasado sábado de piñata asistí
junto con mi familia al desfile de carnaval de nuestro pueblo. Como es
tradicional, este acto festivo en nuestra localidad se celebra en una fecha en
la que ya han finalizado los carnavales del resto de la Región. Esta
circunstancia propicia la participación de numerosas comparsas de las
localidades vecinas.
Me dio la sensación de que este
año la participación de grupos alhameños en el desfile ha sido inferior a otras
ediciones. No sé si ha tenido algo que ver con las normas impuestas desde el
Ayuntamiento para intentar restringir el consumo de bebidas alcohólicas durante
el desfile, con la falta de motivación, con la acumulación de fiestas, o
simplemente que “la cosa va a menos” entre nuestros paisanos. También pudo ser
que a los alhameños, que iban en la cabecera del desfile, les hicieran desfilar
tan rápido, que no nos dio tiempo a verlos. Pese a lo dicho anteriormente, la
participación de comparsas foráneas hizo que tuviese que permanecer casi dos
horas de plantón para presenciar todo el desfile.
No me entretuve en contar el
número de grupos participantes. Parece ser que fueron más de una treintena, de
los cuales los alhameños no representaban más de un tercio. Lo que sí pude
comprobar es que la pluma aportada por los foráneos arrasó, protagonizando la
mayor parte del desfile con sus espectaculares trajes y ensayadas coreografías.
Seguramente, resultan más vistosas y llamativas, pero no tienen nada que ver
con la idiosincrasia del carnaval alhameño, más anárquico a la vez que
sarcástico y humorístico.
Creo que la Concejalía de
Festejos, como organizadora del evento, cometió el error de centrar su esfuerzo
organizativo en asegurarse la participación de las peñas foráneas, como forma
de garantizarse la vistosidad del desfile. Sin embargo, no se empleó de la
misma manera con los grupos alhameños, a
los que únicamente trasladó normas y prohibiciones. Además, tal y como me han
manifestado muchos espectadores, el hecho de situarlos en la cabecera del
desfile, como teloneros, sin orden ni concierto e imponiéndoles un ritmo
acelerado para que “no estorbasen mucho”, demuestra el poco interés de la Concejala por el
lucimiento de los de aquí. Parece que nuestra edil de festejos apuesta
definitivamente por la pluma y desprecia lo autóctono.
Tal y como se está planteando el
nuevo desfile de carnaval en Alhama, vamos encaminados, tal y como ha ocurrido
en localidades vecinas, a la sustitución de nuestras tradiciones por otras
importadas, que no tienen ninguna originalidad y no forman parte de nuestra
cultura. El año que viene no sé si habrá plumas para todos o tendremos que
“desplumar a alguien” para poder participar en nuestro carnaval.
Hasta ahora, se nos había vendido
que las comparsas de otras localidades complementaban nuestro desfile y servían
de incentivo para la participación de los alhameños. Ya se sabe que es más
fácil tirar de talonario que esforzarnos en promocionar lo propio. Pero, si nos
pasamos de rosca fichando foráneos, corremos el riesgo de cargarnos la cantera.
En lo que a las “nuevas normas”
se refiere, no voy a ser yo desde esta tribuna pública quien critique el
intento de evitar la exhibición del consumo de alcohol durante el desfile. Es
más, creo que las propias peñas, como amantes de la sana diversión, lo habrían aplaudido
si se hubiese hecho más desde el consenso que desde la imposición. Desde luego,
lo que es inadmisible es la permisividad con el consumo por parte de menores
aprovechando cualquier acto festivo.
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