viernes, 31 de mayo de 2013

FRACKING


La sociedad moderna está sustentada en el consumo de energías no renovables, principalmente las que provienen de combustibles fósiles como el petróleo, el carbón o el gas. Las mismas, junto al uranio, constituyen el 80% de las fuentes de energía a nivel mundial. La utilización de estos recursos naturales supone un alto nivel de contaminación del planeta, hasta el extremo de incidir en el cambio climático y originar múltiples problemas para los seres vivos.
La voracidad del consumo ha hecho que estos recursos se estén agotando y que haya que buscar alternativas limpias que los sustituyan, fundamentadas en energías renovables como la hidráulica, solar, eólica, biomasa, geotérmica, mareomotriz, etc.
Los recursos no renovables están en manos de grandes compañías multinacionales a las que les interesa mantener el actual modelo energético para seguir conservando su poder. No les interesa que se realicen avances en la explotación y utilización de energías limpias, que estén al alcance de todos, “sin pasar por caja”.
Creo que hasta que no encuentren la fórmula para cobrarnos el sol que nos alumbra y el aire que respiramos, no apostarán definitivamente por el uso generalizado de energías renovables. Me temo que, cuando esto suceda, las mismas multinacionales volverán a tener la “sartén por el mango”. Mientras tanto siguen apurando la extracción de combustibles fósiles hasta la última gota, aunque sea con técnicas cada vez más peligrosas e invasivas para el medioambiente como es el caso del fracking.
La “palabreja” con la que acaba el párrafo anterior, y que hasta ahora sólo resultaba familiar a los técnicos en prospecciones geológicas, cada vez aparece más en los medios de comunicación nacionales y regionales. Su traducción del inglés es fractura hidráulica, y consiste en aplicar una técnica que permite aumentar la extracción de gas del interior de la tierra. Para ello se inyecta,  a alta presión,  agua con arena y productos químicos a través de un tubo para romper la roca que sustenta el gas, facilitando así la salida de parte del mismo a la superficie.
La ruptura de las superficies rocosas para extraer combustible se viene utilizando en Estados Unidos desde finales del siglo XIX, utilizando para ello diversos materiales. La novedad, en lo que a nosotros nos afecta, es que ahora se plantea hacerlo en nuestro país y región utilizando materiales altamente peligrosos para el medio ambiente. Además, el empleo de esta técnica pueden dar lugar a la contaminación de los acuíferos con el gas que no aflora a la superficie y queda diseminado por el subsuelo, al aumento de los riesgos sísmicos, a vertidos incontrolados de las aguas residuales empleadas y la contaminación atmosférica. 
El Gobierno Regional, que no quiere que nos quedemos atrás en lo que a “progreso se refiere”, ya está tramitando la solicitud de permisos presentada por una compañía multinacional para aplicar el fracking en la comarca del Noroeste.
Me parece muy grave que todo esto esté sucediendo a espaldas de los ciudadanos, sin que se informe sobre ello. Ante esta irresponsabilidad de la Administración Regional, ya han surgido iniciativas ciudadanas para frenar la utilización de  la peligrosa práctica referida, dando lugar a que Ayuntamientos como Mula y Totana se hayan declarado municipios libres de fracking. Espero que Alhama siga sus pasos.

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