La sociedad moderna está
sustentada en el consumo de energías no renovables, principalmente las que
provienen de combustibles fósiles como el petróleo, el carbón o el gas. Las
mismas, junto al uranio, constituyen el 80% de las fuentes de energía a nivel
mundial. La utilización de estos recursos naturales supone un alto nivel de
contaminación del planeta, hasta el extremo de incidir en el cambio climático y
originar múltiples problemas para los seres vivos.
La voracidad del consumo ha hecho
que estos recursos se estén agotando y que haya que buscar alternativas limpias
que los sustituyan, fundamentadas en energías renovables como la hidráulica,
solar, eólica, biomasa, geotérmica, mareomotriz, etc.
Los recursos no renovables están
en manos de grandes compañías multinacionales a las que les interesa mantener
el actual modelo energético para seguir conservando su poder. No les interesa
que se realicen avances en la explotación y utilización de energías limpias,
que estén al alcance de todos, “sin pasar por caja”.
Creo que hasta que no encuentren
la fórmula para cobrarnos el sol que nos alumbra y el aire que respiramos, no
apostarán definitivamente por el uso generalizado de energías renovables. Me
temo que, cuando esto suceda, las mismas multinacionales volverán a tener la
“sartén por el mango”. Mientras tanto siguen apurando la extracción de
combustibles fósiles hasta la última gota, aunque sea con técnicas cada vez más
peligrosas e invasivas para el medioambiente como es el caso del fracking.
La “palabreja” con la que acaba
el párrafo anterior, y que hasta ahora sólo resultaba familiar a los técnicos
en prospecciones geológicas, cada vez aparece más en los medios de comunicación
nacionales y regionales. Su traducción del inglés es fractura hidráulica, y
consiste en aplicar una técnica que permite aumentar la extracción de gas del
interior de la tierra. Para ello se inyecta,
a alta presión, agua con arena y
productos químicos a través de un tubo para romper la roca que sustenta el gas,
facilitando así la salida de parte del mismo a la superficie.
La ruptura de las superficies
rocosas para extraer combustible se viene utilizando en Estados Unidos desde
finales del siglo XIX, utilizando para ello diversos materiales. La novedad, en
lo que a nosotros nos afecta, es que ahora se plantea hacerlo en nuestro país y
región utilizando materiales altamente peligrosos para el medio ambiente.
Además, el empleo de esta técnica pueden dar lugar a la contaminación de los
acuíferos con el gas que no aflora a la superficie y queda diseminado por el
subsuelo, al aumento de los riesgos sísmicos, a vertidos incontrolados de las
aguas residuales empleadas y la contaminación atmosférica.
El Gobierno Regional, que no
quiere que nos quedemos atrás en lo que a “progreso se refiere”, ya está
tramitando la solicitud de permisos presentada por una compañía multinacional
para aplicar el fracking en la comarca del Noroeste.
Me parece muy grave que todo esto
esté sucediendo a espaldas de los ciudadanos, sin que se informe sobre ello. Ante
esta irresponsabilidad de la Administración Regional, ya han surgido
iniciativas ciudadanas para frenar la utilización de la peligrosa práctica referida, dando lugar a
que Ayuntamientos como Mula y Totana se hayan declarado municipios libres de
fracking. Espero que Alhama siga sus pasos.
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