sábado, 22 de junio de 2013

EXTERNALIZACIÓN


Artículo de Damián Rubio Publicado en Línea Local

 
Esta “palabreja”, que ahora aparece tanto en los medios de comunicación, significa entregar ciertas actividades propias de una empresa a otra especializada en las mismas. Es una práctica que vienen realizado desde hace tiempo las grandes empresas; lo que siempre se ha conocido como subcontratas.


Esto era entendible cuando la empresa contrataba servicios muy especializados para los que no disponía de personal propio suficientemente cualificado, y la externalización no estaba relacionada con la actividad específica de la empresa. Sin embargo, en los últimos tiempos, gracias a la Reforma Laboral, se están subcontratando actividades que ya realizan los trabajadores propios, para que las mismas tareas las lleven a cabo trabajadores a cargo de la empresa subcontratada por un coste menor.

El objetivo siempre ha sido el mismo: abaratar los costes y con ello aumentar los beneficios. El cambio sustancial está en que antes se contrataban servicios externos para los que no se disponía de recursos humanos o materiales, ya que al realizarlos de esta manera se ahorraban inversiones que no se podía rentabilizar. Ahora, sin embargo, de lo que se trata es de ahorrar costes salariales y recortar derechos laborales.

Los principales perjudicados con esta última forma de entender la gestión de los recursos humanos  son los trabajadores, porque ven peligrar su puesto de trabajo y pierden los derechos adquiridos durante muchos años de lucha obrera. Por una parte, se contratan servicios con empresas que están sujetas a convenios colectivos con retribuciones inferiores, o incluso que no tienen convenio, y por otra, se presiona y amenaza continuamente a los trabajadores con la externalización para frenar sus reivindicaciones.

Lo dicho anteriormente es precarizar el empleo; en “cristiano”, supone para el trabajador fijo su posible despido o, en el mejor de los casos, la recolocación en un nuevo puesto de trabajo al que tendrá que adaptarse. El contratado, por su parte, se ve ante la tesitura de perder el puesto de trabajo, quedando a expensas de que la empresa externa lo incorpore para realizar la misma función con menor salario. Esto para el trabajador supone “hacer un pan con unas tortas”, y para el empresario “tener la sartén sujeta por el mango”.

En Alhama, venimos asistiendo a esta práctica en Elpozo Alimentación. Ya hace un año que se externalizaron los trabajos que se realizaban en la sección  del lavadero de gavetas, que supuso la supresión de 40 puestos de trabajo directos, y que dio lugar a manifestaciones en la puerta de la factoría. También se han visto afectadas por esta ola de subcontratas secciones como: seguridad, mantenimiento, transportes o limpieza.  En los últimos días ha saltado la noticia sobre la subcontratación de tripería y, así, con la Reforma en la mano, … hasta donde quieran llegar.

Esta situación repercute directamente en la economía local, puesto que, si las empresas no son de aquí, el dinero se va fuera. Todo apunta, por tanto, a un verano más caliente de lo habitual, a pesar de que las “previsiones meteorológicas” indican lo contrario.

Si lo que acabo de explicar en una empresa privada me parece inmoral, cuando esta práctica la realiza la Administración, me faltan calificativos para expresar mi indignación. Estamos hartos de ver como detrás de la privatización de servicios y empresas públicas, están lucrándose los “amigotes” del gobierno de turno, para que los usuarios, que somos todos, recibamos peores servicios a mayor coste.

Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama





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