Artículo de Damián Rubio publicado en Línea Local
El pasado viernes, 11 de octubre, la vicepresidenta del Gobierno compareció ante los medios acusando a los parados de defraudadores porque, según ella, 520.000 españoles desempleados estaban trabajando a la vez que cobrando el subsidio por desempleo. Se jactaba además de que gracias al buen hacer del Gobierno, retirando la prestación a estos “desalmados”, se habían podido ahorrar 3.160 millones a las arcas públicas.
Los datos oficiales del propio
Ministerio de Empleo, pocos días después,
dejaron en evidencia a la Sra. Sáenz de Santamaría reduciendo la cifra
del fraude a menos de 70.000 personas. Una vez más, se demuestra que la
información que nos transmiten los miembros del
gobierno Rajoy está manipulada para desviar nuestra atención, y
criminalizar a los de siempre (los trabajadores), mientras que las grandes
fortunas salvaguardan su dinero negro en Suiza, en las Islas Caimán o en
cualquier otro paraíso fiscal.
Lo más grave del asunto es que la
Vicepresidenta mintió, repitiendo datos
falsos hasta en tres ocasiones durante su comparecencia y sabiendo que estaba
faltando a la verdad. No puedo creer que datos de este calibre se puedan
difundir tan alegremente sir ser contrastados,
pretendiendo quedar como “salvadores de la patria” al descubrir más de
medio millón de “pillos” de una tacada.
Sin duda, estas declaraciones
demuestran el gran empeño que está poniendo el Gobierno Popular en perseguir a
los “delincuentes fiscales”. Sólo que en esta ocasión han errado, según mi opinión,
al dirigir el punto de mira hacia los pobres trabajadores en paro, que se ven
obligados a aceptar cualquier trabajo,
sea en las condiciones que fuere, para poder mantener a su familia, ya que en
muchos casos el subsidio que reciben no se lo permite.
Con estas afirmaciones no
pretendo justificar ninguna actuación fraudulenta, pero cuando un trabajador
decide aceptar un empleo en la economía sumergida se produce un doble fraude,
en el que la parte “contratante” es la que obtiene un mayor beneficio y realiza
una mayor estafa, no sólo fiscal sino contra los derechos fundamentales de las
personas.
Esta comprobado que este Gobierno
tiene como objetivo “la vuelta al Paleolítico” en lo que a derechos laborales
se refiere. Prueba de ello son los reiterados ataques a la clase trabajadora:
funcionarios, sindicalistas, médicos, enfermeros, maestros, actores, etc. Para
rematar la faena sólo faltaban los pensionistas y los parados. Su apuesta está
clara, regresar a una sociedad de ricos y pobres en la que el caciquismo vuelva
a campar a sus anchas.
Todo aquel trabajador que no sea
sumiso, obediente y resignado no cuenta con muchas posibilidades de encontrar
un empleo en la sociedad a la que nos
está empujando la política del Partido Popular. En la misma, los empresarios
cada vez están mejor “armados” y los trabajadores más indefensos ante los
atropellos de los gobernantes, empresarios, entidades financieras, compañías
eléctricas, petroleras, etc.
Me
parece indignante que nos ofrezcan migajas y que además tengamos que estarles
agradecidos, porque de no ser por estas almas caritativas nos veríamos en la
calle mendigando. Eso sí, después de pasar el correspondiente “casting”, porque
ni siquiera para eso valemos todos; hay que acreditar que se es “pofesional
titulado” hasta para ser pobre.
Damián Rubio es Coordinador de IU-Verdes Alhama
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