Hace 40 años,
en la noche del 24 de enero de 1977, unos pistoleros de extrema derecha
asesinaron a cinco abogados laboralistas e hirieron gravemente a cuatro más. Un
hecho que ha pasado a ser conocido como la Matanza de Atocha.
Los hechos
tuvieron lugar en el local existente en el número 55 de la Calle Atocha de
Madrid, en el que trabajaban y se reunían personas pertenecientes al todavía
ilegal sindicato Comisiones Obreras, entonces vinculado al PCE. Este despacho
laboralista era conocido por haber ejercido la defensa de históricos
sindicalistas encarcelados como Marcelino Camacho o por ser pioneros en la presentación
de demandas contra empresas.
La situación
política, económica y social a mediados de los 70 era complicada. Tras el
fallecimiento del Dictador, se había iniciado los primeros pasos de la
Transición de la mano de Adolfo Suarez, pero el poder estaba en manos de los
herederos del Régimen de Franco y los partidos democráticos seguían siendo
ilegales. En España, estábamos en medio de la crisis del petróleo iniciada en
el 73 con en el embargo de los envíos de petróleo a occidente, por parte de los
países árabes, por su apoyo en la guerra a Israel. Además, el desempleo estaba en proceso de crecimiento y
la inflación por encima del 25 %. Por otra parte, estaba a flor de piel la inestabilidad
provocada por las acciones terroristas de ETA, GRAPO o grupos de ultraderecha,
y el “ruido de sables” de un estamento militar todavía muy vinculado al
franquismo o la tensión social en la calle por la violenta represión policial
de manifestaciones y protestas.
Los autores
materiales del crimen de Atocha fueron tres ultraderechistas del entorno de
Fuerza Nueva, los cuales ni se tomaron la molestia de esconderse. Dos meses
después se inició un proceso judicial muy irregular que impidió llegar a los autores
intelectuales y permitió la fuga de uno de los asesinos, con un permiso en
pleno transcurso del juicio que condenó a 193 años de prisión a los otros dos. Estos
últimos quedaron en libertad provisional en 1992 -16 años después-.
La matanza de Atocha marcó la
historia reciente de España y el futuro de nuestra incipiente democracia. Hoy es
una herida abierta para los supervivientes y las familias de las víctimas del
atentado por el desarrollo del proceso judicial, que permitió mantener en la
impunidad a los ideólogos del mismo, y por la escasa o nula condena a los
autores materiales.
Ahora, 40 años después, la
derecha española gobierna este país desmontando derechos civiles, sociales y
laborales, con sus leyes mordaza, recortes sociales y reformas laborales.
Mientras, sus voceros reinventan la historia menospreciando a las personas que
pusieron todo su esfuerzo e ilusión en la consecución de las libertades
democráticas para este país.
Los que ya formábamos parte de
aquellas ilegalizadas Comisiones Obreras de los años 70, no podemos más que
rendir homenaje a aquellos compañeros y no permitir que queden en el olvido. Los
asesinos no sólo dispararon a personas,
querían acabar con las libertades y la democracia, y sus herederos quieren ser
de nuevo los dueños de la calle.
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama
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