Artículo de Damián Rubio publicado en InfoLínea el 1 de junio de 2018
Recientemente ha aparecido en los
medios de comunicación la sentencia del Caso Gürtell, trama de corrupción
política en la que están implicados numerosos cargos del Partido Popular. Esta
sentencia prácticamente coincide en el tiempo con los casos de Cifuentes y
Zaplana. Desde que se inició el proceso de la Gürtel, en febrero de 2009, han
pasado 9 años para que tengamos una primera sentencia.
Fundamentalmente, la trama
delictiva se centraba en la adjudicación de contratos públicos de instituciones en las que gobernaba el PP a
empresas relacionadas con Francisco Correa. Los precios de los contratos se inflaban para
repartir “dividendos” entre cargos del Partido Popular y la caja “B” del mismo,
que administraba su tesorero Luis Bárcenas.
Los delitos por los que han sido
condenados conforman un rosario extensísimo de prácticas mafiosas, como: asociación
ilícita, fraude a la administración pública, cohecho, falsedad documental,
malversación de caudales públicos, prevaricación, blanqueo de capitales,
delitos contra la hacienda pública, tráfico de influencias, apropiación
indebida, etc. Todo un ejemplo de transparencia y exquisita gestión pública,
que viene a demostrar “el buen hacer” y el “patriotismo” del partido de Rajoy.
El caso Gürtel es un escaparate
nacional del modo de proceder del Partido Popular, que se repite a todos los
niveles en asuntos como: Púnica, Palma Arena, Auditorio, Lezo, Bankia…, y así
hasta casi 400 “casos aislados”, cuyo denominador común es la corrupción
política de miembros del PP con dinero público de por medio.
Rajoy -sus portavoces y “voceros”-
ha desplegado a largo de estos años todo tipo de inverosímiles excusas, que ya
no convencen ni a sus adeptos. El argumentario incluye expresiones que se
repiten hasta la saciedad, tales como: “los implicados ya no son miembros del
Partido”; “esto pertenece a épocas pasadas”; “somos el partido que más ha
luchado contra la corrupción”; “se trata de una campaña contra nosotros”; “lo
desconocía, no me consta”; “se trata de casos aislados”; “quieren dividir a
España”; “nos han traicionado personas en las que habíamos depositado nuestra confianza”;
y el famoso … “¡y tú más!”, que han patentado los contertulios que simpatizan
con el PP.
Una de las consecuencias
inmediatas de esta sentencia de la Época I del Caso Gürtell (desde 1999 a 2005)
se refleja en la moción de censura presentada por el PSOE contra Rajoy, cuyo
éxito y consecuencias, al escribir estas líneas, desconozco. Creo que, como ha
señalado Alberto Garzón, Coordinador General de Izquierda Unida, por “higiene
democrática” no había más remedio que presentar la Moción, ante una sentencia
que señala como hecho probado que el Partido Popular ha sido beneficiario de
esta trama de corrupción, “operando como una mafia” para enriquecerse
aprovechándose de su presencia en las instituciones.
Al PP, después de esta
devastadora sentencia, aún le quedan unos cuantos casos judiciales pendientes:
la Época II de la Gürtell, “los papeles de Bárcenas”, la financiación irregular
del PP en la Comunidad Valenciana, y multitud de “casos menores” en todo el
territorio nacional.
Espero y deseo que la factura
electoral que pueda pagar el Partido Popular no sirva, simplemente, para
cambiar el azul por el naranja y que sigan gobernando los mismos.
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama
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