viernes, 13 de marzo de 2020

DE- MORADO

Artículo de Isabel Campos publicado en Infolínea del 5 de marzo

Cuando alguien comienza una frase con “Los hombres son…” o “Las mujeres son…” lo que sigue a continuación suele ser una idea errónea. Meter en un mismo saco a todos los hombres o a todas las mujeres no tiene ni pies ni cabeza.
En la parcela política nunca me han gustado (aunque en un momento concreto quizás fuesen necesarias) ni el sistema de cuotas, ni las listas cremallera, ni ningún otro modo de favorecer, aparentemente, la participación de las mujeres. Por un lado, porque es mostrarlas como sujetos que necesitan ser tutelados y protegidos, por otro porque limitan la posibilidad de que un día pueda haber una mayoría de mujeres. Tampoco me gusta el comprobar que las mujeres siguen asumiendo, con normalidad, la necesidad de un día para reivindicar sus derechos, en el año 2020.
Cuando llegan estas fechas, y el color morado aparece por todos lados acompañado de gestos y soflamas, me hace sentir víctima de una cierta manipulación. Creo que con tanta puesta en escena y tanto discurso vacío radicalizado, se va perdiendo la esencia de la Igualdad entre hombres y mujeres, la igualdad entre las personas.
La Igualdad es el término más justo, más libre, más ético y hasta diría que más estético. Hombres y mujeres deben caminar juntos, no hay otra. Lo que no vaya en esa dirección me parece un juego de niños, sin solidez.
Mujeres hablando de los hombres como un “colectivo” enemigo. Hombres hablando de las mujeres en los mismos términos, no creo que sea el camino adecuado. A poco que nos descuidemos acabaremos cometiendo los mismos errores que ha perpetrado el patriarcado, sólo que vestidos de violeta. Mientras que sigamos enfrascados en este enfrentamiento mentiroso, quien se va de rositas es un sistema al que le interesa vernos divididos y culpando al otro de nuestro malestar, para evitar que llegue el día en que ese malestar se dirija hacia quien realmente lo provoca.
Si queremos alcanzar un futuro mejor, es imprescindible la educación igualitaria, en la que niños y niñas sean formados como personas, independientemente de su condición sexual. Que conozcan la importancia de la historia, de la mujer en la historia y la historia de las mujeres cercanas. Que valoren las posibilidades que existen en la actualidad de construir un mundo en el que no se excluya a nadie.
Decía el sociólogo Herbert Spencer que “educar es formar a personas aptas para gobernarse a sí mismas y no para ser gobernadas por otros”. Pues a eso me remito, a que, desde los colegios, institutos y universidades, se fomente el espíritu crítico, el debate, la comunicación, la discrepancia, la solidaridad… para que de ellos salgan personas capaces de pensar por sí mismos.
Hasta que esto no ocurra, iremos dando bandazos, entre “manadas”, “lenguaje igualitario”, “revisionismo literario” etc., utilizando los argumentos políticamente correctos del momento que toque.  La Igualdad de Hombres y Mujeres es un derecho constitucional que lleva muchos años de retraso.
Para terminar: El ocho de marzo se institucionalizó, por decisión de la ONU, como Dia Internacional De La Mujer Trabajadora, para conmemorar la lucha de la mujer por su participación, en igualdad con el hombre, en la sociedad; ¿celebrarán el 8 de marzo las mujeres refugiadas que se encuentran en tierra de nadie entre Grecia y Turquía?.

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