El ciclismo es una de las actividades que más beneficios reporta a nuestro organismo: mejora del funcionamiento cardio-vascular y respiratorio, reduce el colesterol, fortalece las articulaciones, a la vez que evita sobrecargas y lesiones en las mismas, nos pone en contacto con el medio natural, favorece las relaciones sociales, reduce el estrés, etc. Su uso como medio de transporte urbano, sin duda, incidiría notablemente en la mejora de movilidad en nuestro municipio y reduciría los efectos nocivos del tráfico de vehículos a motor, favoreciendo, además, la salud del Planeta.
Recientemente, el Concejal de Medio Ambiente de nuestra localidad apareció en los medios de comunicación informando sobre la próxima implantación en Alhama de un servicio de préstamo de bicicletas, que pretende hacer extensivo el uso de este vehículo entre nuestros conciudadanos. Se trata de la instalación de cinco puntos de préstamo distribuidos en lugares estratégicos del casco urbano. Cada uno de ellos tendrá capacidad para diez bicicletas, lo que supondrá un total de cincuenta vehículos disponibles. Los usuarios podrán acceder al sistema de préstamo dándose de alta previamente para el mismo. Su control estará totalmente automatizado para permitir la regulación del uso y la disponibilidad en cada uno de los aparca-bicis.
La implantación de este servicio, enmarcado en el plan de movilidad sostenible promovido por la Comunidad Autónoma, se ha adjudicado a una empresa especializada por la “módica cantidad” de 94.800 € (casi dieciséis millones de las antiguas pesetas). Esto se traduce en que cada una de las cincuenta bicicletas, con los correspondientes complementos que precisa su sistema de control, nos cuesta más de trescientas mil pesetas.
Tengo la sensación de que nuestros gobernantes están empezando la casa por el tejado, para no desaprovechar la posibilidad de obtener una subvención. Esta “historia” nos la quieren vender como una actuación medioambiental, adornándola con objetivos tan plausibles como: facilitar la movilidad urbana con vehículos no contaminantes, fomentar el uso de la bici como transporte público, reducir la contaminación acústica y atmosférica, etc. A mí me parece, sin embargo, una campaña de marketing orquestada desde “instancias superiores”, para hacer un lavado de imagen que reporte beneficios electorales a los políticos de turno.
Creo que la inmensa mayoría de los alhameños ya tenemos bicicleta y las usamos esporádicamente en nuestro tiempo de ocio. El gran reto que se debe abordar es conseguir que la utilicemos como medio de transporte urbano, para ello se precisan infraestructuras que permitan su uso de forma segura: aparcamientos, carriles-bici o supresión de barreras arquitectónicas. Además, es imprescindible la realización de campañas serias de concienciación ciudadana, tanto para incentivar el uso de la bicicleta como para el respeto a los ciclistas, así como regular el tráfico para favorecer su utilización.
Las bicicletas, en un pueblo como Alhama, deben convertirse en una alternativa saludable de movilidad urbana, que merece ser tratada con el rigor necesario y no sólo para aliviar la conciencia ecologista del PPSOE.
Recientemente, el Concejal de Medio Ambiente de nuestra localidad apareció en los medios de comunicación informando sobre la próxima implantación en Alhama de un servicio de préstamo de bicicletas, que pretende hacer extensivo el uso de este vehículo entre nuestros conciudadanos. Se trata de la instalación de cinco puntos de préstamo distribuidos en lugares estratégicos del casco urbano. Cada uno de ellos tendrá capacidad para diez bicicletas, lo que supondrá un total de cincuenta vehículos disponibles. Los usuarios podrán acceder al sistema de préstamo dándose de alta previamente para el mismo. Su control estará totalmente automatizado para permitir la regulación del uso y la disponibilidad en cada uno de los aparca-bicis.
La implantación de este servicio, enmarcado en el plan de movilidad sostenible promovido por la Comunidad Autónoma, se ha adjudicado a una empresa especializada por la “módica cantidad” de 94.800 € (casi dieciséis millones de las antiguas pesetas). Esto se traduce en que cada una de las cincuenta bicicletas, con los correspondientes complementos que precisa su sistema de control, nos cuesta más de trescientas mil pesetas.
Tengo la sensación de que nuestros gobernantes están empezando la casa por el tejado, para no desaprovechar la posibilidad de obtener una subvención. Esta “historia” nos la quieren vender como una actuación medioambiental, adornándola con objetivos tan plausibles como: facilitar la movilidad urbana con vehículos no contaminantes, fomentar el uso de la bici como transporte público, reducir la contaminación acústica y atmosférica, etc. A mí me parece, sin embargo, una campaña de marketing orquestada desde “instancias superiores”, para hacer un lavado de imagen que reporte beneficios electorales a los políticos de turno.
Creo que la inmensa mayoría de los alhameños ya tenemos bicicleta y las usamos esporádicamente en nuestro tiempo de ocio. El gran reto que se debe abordar es conseguir que la utilicemos como medio de transporte urbano, para ello se precisan infraestructuras que permitan su uso de forma segura: aparcamientos, carriles-bici o supresión de barreras arquitectónicas. Además, es imprescindible la realización de campañas serias de concienciación ciudadana, tanto para incentivar el uso de la bicicleta como para el respeto a los ciclistas, así como regular el tráfico para favorecer su utilización.
Las bicicletas, en un pueblo como Alhama, deben convertirse en una alternativa saludable de movilidad urbana, que merece ser tratada con el rigor necesario y no sólo para aliviar la conciencia ecologista del PPSOE.
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