miércoles, 20 de mayo de 2009

EUROPA NO QUEDA TAN LEJOS


El próximo 7 de junio los españoles tendremos la oportunidad de elegir nuestros representantes políticos en el Parlamento Europeo. A estas elecciones están convocados unos 375 millones electores de los 27 países que conforman la Unión Europea. A España le corresponden 50 de los 736 eurodiputados que conformarán el Parlamento.
La repercusión social de estos comicios sigue estando en entredicho. Entre los ciudadanos aún no tienen el calado que los políticos esperan. A los datos me remito, en nuestro país las últimas elecciones europeas celebradas en 2004 alcanzaron unos altos niveles de abstención, llegando al 54%. Para la próxima cita de junio, las perspectivas en cuanto a participación siguen siendo poco halagüeñas, las previsiones se cifran en torno a un 30%. Esto significaría, en la práctica, invertir los porcentajes de participación y abstención reflejados en las últimas elecciones generales celebradas en nuestro país.
Creo que esta situación se da porque los electores no acaban de percibir la importancia de las decisiones que se toman en Estrasburgo. Por otra parte, se tiene la percepción de que los políticos que componen el Parlamento Europeo son de segunda fila, o personalidades relevantes que acuden a este foro a jubilarse políticamente. La alta abstención se explica también por la enorme distancia entre el elector y su representante una vez emitido el voto. En muy pocas ocasiones los ciudadanos tienen ocasión de recibir explicaciones sobre la labor que realizan los eurodiputados en el Parlamento.
En Parlamento Europeo se marcan directrices importantes para las políticas nacionales de los 27 países miembros. Sin duda, la que mayor repercusión mediática ha tenido, en los últimos tiempos, ha sido el rechazo de la Cámara a la propuesta de jornada laboral de 65 horas semanales. También resultan palpables para los bolsillos de los ciudadanos, con préstamos hipotecarios, las oscilaciones del Euribor marcadas por el Banco Central Europeo. A todos nos resulta conocida, asimismo, la famosa “directiva de la vergüenza”, por la cual se permite la retención en centros de internamiento, durante 18 meses, a los inmigrantes sin papeles. Esta misma medida posibilita la expulsión de menores que entran en Europa sin compañía a países donde no tengan tutor o familia. Ni que decir tiene la importancia para nuestro país, y más concretamente para nuestra Región, de las decisiones que se adoptan en relación con la política agraria común.
Pienso que, si se pretende que los ciudadanos participen en estas elecciones, se hace necesario que la campaña electoral gire en torno a cuestiones europeas y su posible repercusión en la vida de los ciudadanos de cada país. Mucho me temo que esto no va a ser así, y asistiremos de nuevo a una confrontación entre los partidos mayoritarios para medir sus fuerzas, con vista a próximas convocatorias electorales de índole nacional. Al fin y al cabo, una de las críticas que reciben los grupos mayoritarios es su “excesiva” colaboración y coincidencia ideológica, que les lleva, incluso, a repartirse amistosamente la Presidencia a mitad de legislatura. Lo cual me recuerda el matrimonio ideológico PP-PSOE, cada vez más habitual en nuestra política local y nacional.
Tengo la sensación de que, últimamente, los “matrimonios políticos” prefieren Estrasburgo y Bruselas, antes que París, para su romántica luna de miel.

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