viernes, 25 de enero de 2013

PRIVATIZACIONES


Nuestro país viene sufriendo desde hace décadas un proceso continuado de privatización de las empresas públicas. Esta práctica empezó ya a realizarse en los últimos años de la Dictadura, pero fue a mediados de los 80 cuando el proceso adquirió mayor auge y continuidad, coincidiendo con la entrada de nuestro país en la Comunidad Económica Europea.

Salvo pequeñas excepciones, la gran mayoría de las empresas públicas privatizadas eran sumamente rentables, algunas de ellas tan importantes como: Telefónica, Endesa, Repsol, Red Eléctrica, Retevisión, Argentaria o Seat. La venta de estas empresas en muchas ocasiones llevaba aparejada la liberalización de servicios y sectores estratégicos.

Hasta ahora todo se circunscribía a la venta de empresas. Pero en los últimos tiempos, con el PP, se quiere llegar mucho más allá privatizando servicios tan básicos y fundamentales como sanidad, educación o atención social. En estos sectores ya hay una gran presencia de la empresa privada, en muchos casos sustentadas con dinero público mediante conciertos, y lo que pretenden, con la excusa de la crisis y el cumplimiento del objetivo de déficit, es degradar al máximo los servicios públicos para que aquellos que puedan se paguen la atención privada.

Creo que no se trata de una cuestión económica sino de imponer una ideología basada en la ley del más fuerte, de manera que los ciudadanos únicamente accedan a aquellos servicios que se puedan pagar. Lo público quedará como algo marginal, con pocos recursos, escasos medios, y aglutinando a los sectores de la población más desfavorecidos. Es decir, capitalismo puro y duro.

Este asunto de las privatizaciones no es exclusivo de la administración del Estado o de la Comunidad, sino que se extiende también a la política local. En Alhama, sin ir más lejos, tenemos concesiones en servicios tan básicos como agua, recogida de basura, limpieza, recaudación de impuestos, mantenimiento de jardines, gestión de instalaciones deportivas, etc. Está claro que las empresas que gestionan estos servicios no lo hacen por altruismo y sin ánimo de lucro. Estoy seguro que si el Ayuntamiento los gestionase directamente y con la eficacia que se debe exigir a cualquier gobernante o empleado público, nos costarían menos dinero a los alhameños.

A todo esto, hay que recordar que cuando el servicio es público y lo gestiona el Ayuntamiento no se paga IVA, cosa que si sucede cuando lo hace una empresa privada. Por tanto, nos estaríamos ahorrando un “buen pellizco” en las arcas municipales, y por ende los ciudadanos en las tasas y precios públicos,  si la gestión de estos servicios fuese directa.

El afán privatizador no se queda en los servicios referidos, sino que también pretende alcanzar algo tan básico como la educación o servicios sociales. Parece ser que en Alhama de nuevo se están moviendo los hilos para la construcción de un colegio privado concertado y una residencia de mayores. En el primero de los casos, desde el Gobierno Municipal PP-CCD,  ya se han hecho las modificaciones oportunas en el Plan General Municipal de Ordenación para posibilitar la construcción de centros educativos en suelo privado. En el caso de la Residencia Virgen del Rosario, se ha imposibilitado la ampliación de la misma y se vienen reduciendo los recursos hasta hacerla inviable.

Paradojas del destino: hemos puesto a gestionar lo público a quienes sólo creen en lo privado.

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