En Pleno ordinario del pasado mes de octubre se aprobaron las Ordenanza Fiscales que regirán a partir
de enero de 2014.
El PP en nota de prensa intenta
convencernos de que estas Ordenanzas no van a suponer una subida de los principales
impuestos. Sin embargo, la realidad nos dice lo contrario. No es necesario ser
un “lumbreras” para darse cuenta de que si a los impuestos, tasas y precios
públicos se les incrementa el Índice de Precios al Consumo –incluso más en
algunos de ellos-, mientras que los sueldos y pensiones se congelan o
disminuyen como está sucediendo en los últimos años, los perjudicados vuelven a
ser de nuevo trabajadores, pensionistas y pequeñas empresas.
Las principales beneficiadas con
estas Ordenanzas son las grandes empresas, puesto que a aquellas que tengan una
cifra de negocio igual o superior a 1 millón de euros se les reduce en 5 puntos
el coeficiente del Impuesto de Actividades Económicas. Si a esto le añadimos
que también se aprovechan de la bonificación del 5% para quienes tengan
domiciliado el recibo de la contribución, la merma de ingresos en las arcas
municipales a cuenta de estas sociedades y de los grandes propietarios será de muchos miles de euros.
Sin embargo, los ciudadanos de a
pie sufriremos las consecuencias del aumento de la presión fiscal, que estará
muy por encima de lo que se incrementen nuestras retribuciones salariales o las
prestaciones públicas en pensiones, subsidios, ayudas, etc. El ejemplo más
sangrante vuelve a ser la Contribución, cuyo recibo aumentará en torno al 10 %
para el próximo año. Si echamos la vista atrás, desde que se realizó la
revisión catastral en el 2008, en poco más de 6 años han aumentado los recibos
sobre un 80 %. Un verdadero “atraco a mano armada”.
Cuando algunos pusimos el grito
en el cielo ante el exagerado incremento de las valoraciones catastrales, el PP,
que gobernaba nuestro Ayuntamiento, “hizo mutis por el foro”, sin hacer nada
por impedir que se sobrevaloraran viviendas y terrenos rústicos al son que
tocaban los especuladores del momento. Para que no nos alborotáramos, nos
dijeron que no subiría mucho el recibo, puesto que modularían el tipo
impositivo de la Ordenanza Fiscal. Sin embargo, al llegar a nuestras manos comprobamos
que una vez más nos habían engañado miserablemente.
Los valores catastrales se
revisan cada 10 años. Por tanto, si nadie lo remedia nos van a seguir sangrando
hasta 2018. Ahora “nos quieren vender la moto” diciéndonos que van a solicitar
una revisión a la baja los valores catastrales asignados en el 2008. Lo que no
nos dicen es que esto llevará implícito una subida de los tipos, con lo cual el
recibo seguirá aumentando cada año lo
que el Gobierno Municipal considere oportuno, en función de sus necesidades
presupuestarias.
No sé ustedes, pero yo no estoy
dispuesto a que quienes nos llevan engañando durante estos años, de nuevo, me
quieran hacer “comulgar con ruedas de molino”.
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