sábado, 8 de febrero de 2014

SOBERANÍA POPULAR


En las últimas semanas, ha tenido un gran eco en los medios de comunicación nacionales el conflicto vivido en Burgos, como consecuencia del levantamiento de un barrio (El Gamonal) contra la decisión municipal de convertir una de sus principales arterias en un bulevar con parking subterráneo incluido. En el proyecto se pretendían invertir 8 millones de euros de dinero público en una zona castigada por el paro y la pobreza, que además sufre, como todos, las consecuencias de los recortes en sanidad, educación, prestaciones sociales, etc.
Una vez iniciadas las obras, los vecinos decidieron lanzarse a la calle para manifestar su desacuerdo ante la decisión municipal, llegando a concentrar pacíficamente a miles de personas protestando contra el empeño del gobierno local. Este último daba por hecho que, al contar con mayoría absoluta en el consistorio y haber realizado los trámites pertinentes (exposición pública y periodo de alegaciones), el proyecto, como otros tantos, saldría adelante sin mayores problemas.
La prepotencia y soberbia del gobierno municipal, que en ningún momento escuchó a las asociaciones de vecinos ni a la plataforma creada al efecto, y que además, en sus manifestaciones públicas,  mostraba muy poca predisposición al diálogo, calentó los ánimos de los manifestantes y acrecentó el apoyo popular en todo el país, convocándose manifestaciones en las principales ciudades. Finalmente, no han tenido más remedio que paralizar las obras ante la presión ciudadana.
La solidaridad recibida por los manifestantes del Gamonal está estrechamente relacionada con el hartazgo de los ciudadanos con las políticas del PP a nivel nacional. Los trabajadores están cansados de subidas de impuestos, recortes generalizados, desahucios, paro, corrupción, injusticias sociales, etc. Y de que la respuesta contra todo ello sea la represión antes que el diálogo.
 El asunto de Burgos no es más que otra llamada de atención al Gobierno Rajoy para que se dé cuenta de que sus políticas cada vez están más lejos de los ciudadanos, y que éstos no están dispuestos a soportar tantos retrocesos y pérdidas de derechos. Resulta evidente que tener la mayoría absoluta en las instituciones no significa que se tenga una mayoría social, ya que ésta hay que ganársela dando soluciones a los problemas reales de las personas. Ya no sirve lo de meter la papeleta en la urna y no participar hasta las siguientes elecciones, aunque eso es lo que desearían algunos políticos.
Durante estos días, salvando las distancias, no he podido sustraerme a relacionar el asunto referido en este artículo con lo sucedido en Alhama durante el año 2009, cuando un proyecto municipal pretendía convertir el emblemático Jardín de los Patos en un “espacio diáfano” –léase solar intransitable- desoyendo las propuestas ciudadanas. Afortunadamente, a raíz de la presión vecinal, se logró un proyecto de consenso.
El poder emana del pueblo y reside en el mismo, aunque los políticos parecen haberlo olvidado. Conviene que se lo recordemos a menudo.

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