miércoles, 18 de junio de 2014

LA HERENCIA RECIBIDA



Artículo de Damián Rubio publicado en Línea Local

El pasado lunes, día 2 de junio, los españoles nos vimos sorprendidos por la noticia de la abdicación del Rey. Esta era una posibilidad que se venía barajando desde hace algún tiempo ante el creciente descrédito social de la Monarquía, al que han contribuido algunos hechos con repercusión mediática: los errores del Rey en los discursos, sus cuentas en Suiza, los accidentes de caza, las “amistades peligrosas” –léase Corinna-; y como remate final, el caso Noos,  en el que están implicados por fraude fiscal su yerno e hija.
Yo no creo mucho en las casualidades, especialmente en política, donde hay muchas “cabezas pensantes” preparando estrategias. Dicen las “malas lenguas” que tanto Rajoy como Rubalcaba ya conocían desde marzo la intención del Rey de abdicar. Pienso que el hecho de que se haya producido ahora tiene bastante que ver con los resultados de las últimas elecciones al Parlamento Europeo, en las que el bipartidismo ha sufrido un gran varapalo mientras que han aparecido por la izquierda una serie de grupos “sospechosos” de ser poco monárquicos.
Lo anteriormente expuesto, unido al creciente sentimiento republicano entre los ciudadanos, hace que la Monarquía se encuentre en estos momentos en su índice más bajo de popularidad, con tendencia a tocar fondo. Posiblemente, con su abdicación, el Monarca pretenda “salvar los muebles” antes de que el descrédito sea mayor, que las Cortes tengan una composición poco propicia para las maniobras sucesorias y que se complique la cesión de la jefatura del estado al heredero de la Corona.
La abdicación voluntaria es excepcional en la Corona española. Sin embargo, Alfonso XIII,  abdicó en favor de Juan de Borbón y éste en Juan Carlos, que  ahora cede el cetro al príncipe Felipe. Con ello, se abre un proceso de sucesión para cuya resolución es imprescindible la aprobación, por parte del Parlamento, de una Ley Orgánica. Algunos medios informativos auguran que el Príncipe de Asturias podría coronarse rey esta misma semana,  si todo transcurre “sin muchas discrepancias y por la vía rápida”, lo que parece garantizado gracias a la mayoría absoluta del PP en ambas cámaras y el apoyo del PSOE, cuyo Secretario General ya ha manifestado que "don Felipe representa la normalidad constitucional".
Los ciudadanos que apostamos por la apertura de un proceso en el que se pueda decidir democráticamente la forma de jefatura de estado,  tenemos poco tiempo para reivindicar la celebración de un referéndum vinculante que nos permita elegir entre monarquía o república. Es el momento de que los partidos que se dicen democráticos exijan un debate que lleve a la celebración de una consulta ciudadana. Muchos españoles, estamos cansados de la herencia recibida del franquismo, que lo dejó todo “atado y bien atado”.
Creo que es increíble que en pleno siglo XXI aún sigamos hablando de derechos de sangre a la hora de decidir quién es el jefe del estado en un país democrático. Y esto no es una cuestión de derechas ni de izquierdas, sino de sentido común y salud democrática. Pienso que nuestra democracia es ya lo suficientemente madura como para decidir con toda normalidad su forma de gobierno. No me cabe duda de que es el momento de apostar firmemente por una III República que acabe con este anacronismo llamado monarquía constitucional.

Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama

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