Artículo de Damián Rubio publicado en Línea Local
El pasado lunes, día 2 de junio,
los españoles nos vimos sorprendidos por la noticia de la abdicación del Rey.
Esta era una posibilidad que se venía barajando desde hace algún tiempo ante el
creciente descrédito social de la
Monarquía , al que han contribuido algunos hechos con
repercusión mediática: los errores del Rey en los discursos, sus cuentas en
Suiza, los accidentes de caza, las “amistades peligrosas” –léase Corinna-; y
como remate final, el caso Noos, en el
que están implicados por fraude fiscal su yerno e hija.
Yo no creo mucho en las
casualidades, especialmente en política, donde hay muchas “cabezas pensantes”
preparando estrategias. Dicen las “malas lenguas” que tanto Rajoy como
Rubalcaba ya conocían desde marzo la intención del Rey de abdicar. Pienso que
el hecho de que se haya producido ahora tiene bastante que ver con los
resultados de las últimas elecciones al Parlamento Europeo, en las que el
bipartidismo ha sufrido un gran varapalo mientras que han aparecido por la izquierda
una serie de grupos “sospechosos” de ser poco monárquicos.
Lo anteriormente expuesto, unido
al creciente sentimiento republicano entre los ciudadanos, hace que la Monarquía se encuentre
en estos momentos en su índice más bajo de popularidad, con tendencia a tocar
fondo. Posiblemente, con su abdicación, el Monarca pretenda “salvar los
muebles” antes de que el descrédito sea mayor, que las Cortes tengan una
composición poco propicia para las maniobras sucesorias y que se complique la
cesión de la jefatura del estado al heredero de la Corona.
La abdicación voluntaria es excepcional en la Corona española. Sin
embargo, Alfonso XIII, abdicó en favor
de Juan de Borbón y éste en Juan Carlos, que ahora cede el cetro al príncipe Felipe. Con
ello, se abre un proceso de sucesión para cuya resolución es imprescindible la
aprobación, por parte del Parlamento, de una Ley Orgánica. Algunos medios
informativos auguran que el Príncipe de Asturias podría coronarse rey esta
misma semana, si todo transcurre “sin
muchas discrepancias y por la vía rápida”, lo que parece garantizado gracias a
la mayoría absoluta del PP en ambas cámaras y el apoyo del PSOE, cuyo
Secretario General ya ha manifestado que "don Felipe representa la normalidad constitucional".
Los ciudadanos que apostamos por
la apertura de un proceso en el que se pueda decidir democráticamente la forma
de jefatura de estado, tenemos poco
tiempo para reivindicar la celebración de un referéndum vinculante que nos
permita elegir entre monarquía o república. Es el momento de que los partidos
que se dicen democráticos exijan un debate que lleve a la celebración de una
consulta ciudadana. Muchos españoles, estamos cansados de la herencia recibida
del franquismo, que lo dejó todo “atado y bien atado”.
Creo que es increíble que en
pleno siglo XXI aún sigamos hablando de derechos de sangre a la hora de decidir
quién es el jefe del estado en un país democrático. Y esto no es una cuestión
de derechas ni de izquierdas, sino de sentido común y salud democrática. Pienso
que nuestra democracia es ya lo suficientemente madura como para decidir con
toda normalidad su forma de gobierno. No me cabe duda de que es el momento de
apostar firmemente por una III República que acabe con este anacronismo llamado
monarquía constitucional.
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama
No hay comentarios:
Publicar un comentario