Artículo de Damián Rubio para Línea Local
El pasado jueves, día 2 de
octubre, recibí la triste noticia de la muerte de mi amigo y camarada Fernando
Cánovas Marín. Durante los últimos años, luchó con gran dignidad contra el
cáncer, sin perder su espíritu positivo ni la sonrisa con la que siempre nos
acogía.
Aunque nacimos en el mismo
pueblo, no tuve la oportunidad de conocer a Fernando hasta mi regreso de
Barcelona en el año 1982. Por entonces, los dos militábamos en Comisiones
Obreras y, con la democracia todavía en “mantillas”, luchábamos por los
derechos de los trabajadores con la ilusión de conseguir una sociedad más justa
e igualitaria.
Nuestra lucha sindical había
empezado algunos años antes. En mi caso en Cataluña, donde, como tantos otros
españoles, tuve que emigrar para “ganarme las habichuelas”. Mientras tanto,
Fernando, junto a otros compañeros y en la clandestinidad, hacía lo propio en
nuestra localidad organizando las primeras Comisiones Obreras de Alhama y
constituyendo el PCE, cuya primera sede estaba ubicada frente al entonces
denominado Colegio Francisco Franco (paradojas de la vida).
Nuestro compañero representaba
una serie de valores personales que hoy en día parecen estar en desuso. Me
refiero a su honradez, constancia, espíritu de lucha, generosidad e incansable
trabajo por conseguir una mayor justicia social. Siempre estuvo al lado de los
más débiles, defendiendo sus derechos y apoyándoles en los momentos más
difíciles. Estaba presente en todas las manifestaciones y reivindicaciones
obreras, tanto a nivel local como regional y nacional. En los últimos tiempos,
también participaba activamente contra los desahucios junto a la Plataforma de
Afectados por las Hipotecas.
Fernando tenía su despacho en la
calle. No le dolían prendas a la hora de enfrentarse a quienes intentaban
pisotear los derechos de los trabajadores, aunque con ello pusiera en riego su
puesto de trabajo. Con él se va un símbolo de compromiso que está en peligro de
extinción, por su altruismo y entrega desinteresada.
Los valores que representaba
nuestro compañero estaban muy ligados a la generación de la izquierda que
protagonizó el cambio de la dictadura a la democracia en nuestro país. Personas
que consiguieron la legalización del PCE y de los sindicatos de clase, sin los
cuales no se entendería la Transición ni la propia Democracia, sin que por ello
recibieran medallas o reconocimientos. Si acaso, algún “estacazo” de los grises
defensores del Régimen.
Creo que el mejor homenaje que le
podemos hacer a Fernando, “el Tejero”, es continuar su lucha por los valores
republicanos, hasta conseguir que se instaure en nuestro país una III República, tal y como el hubiese deseado, y cuya bandera
le envolvió en su despedida.
Siento profundamente la pérdida
de este amigo y compañero. Echaré en falta sus llamadas cada vez que regresaba
a Alhama, desde la capital de la Región, para visitar a su madre y demás
familiares, a los que desde estas líneas quiero trasladar mis más sinceras
condolencias.
Hasta siempre, camarada Fernando,
tu recuerdo permanecerá en nuestros rojos corazones.
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Alhama
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