viernes, 17 de marzo de 2017

EDUCAR EN IGUALDAD


Artículo de Damián Rubio publicado en Infolínea

El día 8 de marzo, como todos los años, se celebra el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Desde hace ya unos cuantos  el término trabajadora paso a mejor vida. Parece que de esta forma se abarca a todas las mujeres, y ya de paso, como el que no quiere la cosa, se minimiza el carácter reivindicativo de esta fecha.

No debemos olvidar que en este Día se conmemora la lucha de la mujer por conseguir su participación en la sociedad en igualdad de condiciones con respecto a los hombres. Y en esto aún quedan muchas batallas por ganar frente a los que se empeñan en mantener a la mujer en su rol tradicional.

Nuestro Ayuntamiento, con todo tipo de gobiernos y coaliciones, ha mantenido en los últimos años su fidelidad a un programa de actividades lúdico-festivas para conmemorar este Día, consistentes, fundamentalmente, en la entrega del premio Violeta, concurso literario, cena- convivencia y viaje-convivencia. Es un programa institucional que se repite año tras año y que sirve “lo mismo para un roto que para un descosío”. El carácter reivindicativo queda a expensas de la iniciativa de las mujeres que participan con sus escritos en el concurso literario, o a la de cualquier otra organización política, social o sindical que decida organizar alguna actividad al margen del programa municipal.

Creo que ya me estoy repitiendo mucho con este tema. Todos los años vengo diciendo que tenemos motivos más que suficientes para seguir reivindicando la mejora de la situación de la mujer en todos los aspectos: familiar, social, laboral, económico, etc. Es un hecho que los escasos avances que consigue la mujer con su lucha en “épocas de bonanza”, se van al traste a las primeras de cambio con el más mínimo atisbo de crisis económica.

Se sigue constatando que las mujeres son las que más sufren el paro y la precariedad laboral. Continúan las diferencias salariales con respecto al hombre por la realización de un mismo trabajo. Por si esto fuera poco, siguen siendo el soporte familiar para atender a dependientes, realizar el trabajo doméstico y cuidar de los hijos. Los avances en conciliación de la vida laboral y familiar, por desgracia, al margen de los buenos discursos, brillan por su ausencia.

Me parece evidente que hacen falta políticas reales y efectivas de igualdad para que, de una vez por todas, consigamos un trato igualitario entre hombres y mujeres. Para ello, hay que acabar con los recortes en políticas sociales, laborales, educativas y sanitarias, que afectan en mayor medida a los sectores más débiles de la sociedad, entre los que se encuentra la mujer.

Ya va siendo hora de que se apueste por una educación igualitaria en la que participemos todos: familia, escuela, universidad, instituciones públicas y privadas, centros de trabajo, medios de comunicación; en definitiva, “toda la tribu”. Mientras no demos este paso, seguiremos contabilizando víctimas con nombre de mujer.

Como hago siempre, felicito desde esta columna a la ganadora del premio Violeta de este año, Juana María Galián Redondo, a la que el Consejo de la Mujer ha considerado con méritos más que suficientes para obtener el citado galardón.

Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama

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