Desde hace unos años nuestro Ayuntamiento nos viene cobrando la Contribución entre los meses de mayo y julio. Este es un impuesto que tenemos que satisfacer de forma obligatoria todos los propietarios de bienes inmuebles rústicos o urbanos (viviendas, bajos comerciales, naves industriales, garajes, etc.). Sin duda, supone una de las principales fuentes de ingresos de los ayuntamientos. Se trata de un impuesto puro y duro, puesto que el ciudadano paga, con independencia sus ingresos económicos, por el hecho de tener una propiedad o el usufructo de la misma. En la mayor parte de los casos se trata de un bien de primera necesidad como es su propia vivienda. La cuantía del IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles) depende del valor del suelo y de la edificación (valor catastral).
El valor catastral se revisa aproximadamente cada diez años por parte de la Gerencia del Catastro, dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda, para adaptarlo a los valores de mercado de cada momento. Se trata de un impuesto en el que intervienen dos Administraciones, la estatal que determina el valor de la propiedad y la municipal que es quien lo recauda. En el año 2008 se realizó esta revisión en Alhama, por tanto el presente año es el primero en el que los alhameños pagamos este impuesto con arreglo a la nueva valoración. Con relación a la revisión del 95, las valoraciones catastrales se han triplicado, sin duda como consecuencia del “boom inmobiliario” que hemos experimentado en el periodo de tiempo que va desde el citado año hasta nuestros días.
El recibo que pagamos se fija en función del valor que establece el Estado y del tipo o porcentaje que determina cada ayuntamiento. En el caso de Alhama, el porcentaje fijado en las Ordenanzas Fiscales para el año 2009 se redujo al 0,54 %, aplicado a la base imponible del recibo. Para determinar esta base imponible se estableció un coeficiente reductor sobre el valor catastral, que irá disminuyendo cada año, de tal forma que al cabo de diez años coincidan ambos. Con estas medidas el Ayuntamiento pretende que la subida no sea escandalosa, ya que triplicar el importe del recibo de un año para otro habría sido de juzgado de guardia. Pero no nos engañemos, lo único que se ha hecho ha sido mitigar las consecuencias del “catastrazo” difuminando sus efectos durante los próximos 10 años, para finalmente cobrarnos el doble de lo que pagamos actualmente.
Sobre este asunto tan importante para nuestros bolsillos tengo muchísimas dudas e interrogantes. Me parece que, por causas inexplicables, se realizó la revisión de los valores catastrales en la fecha menos favorable para los intereses de los vecinos, ya que coincidió con el momento más álgido del sector inmobiliario. Los valores ya están fijados hasta la próxima revisión, que no tendrá lugar antes de diez años. Por tanto, aunque puedan estabilizarse, e incluso bajar, los precios de la vivienda como consecuencia de la crisis inmobiliaria, los valores catastrales son ya intocables. Creo que nuestro Ayuntamiento “no puso toda la carne en el asador” para que no se triplicasen los valores catastrales. No podemos olvidar que es el principal beneficiario de este impuesto.
El interés recaudador de nuestro Gobierno Municipal parece no tener límites, a pesar de que uno de sus estandartes del programa electoral del PP era la reducción de impuestos. Tengo la sensación de que han cambiado reducción por vaselina para diez años.
El valor catastral se revisa aproximadamente cada diez años por parte de la Gerencia del Catastro, dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda, para adaptarlo a los valores de mercado de cada momento. Se trata de un impuesto en el que intervienen dos Administraciones, la estatal que determina el valor de la propiedad y la municipal que es quien lo recauda. En el año 2008 se realizó esta revisión en Alhama, por tanto el presente año es el primero en el que los alhameños pagamos este impuesto con arreglo a la nueva valoración. Con relación a la revisión del 95, las valoraciones catastrales se han triplicado, sin duda como consecuencia del “boom inmobiliario” que hemos experimentado en el periodo de tiempo que va desde el citado año hasta nuestros días.
El recibo que pagamos se fija en función del valor que establece el Estado y del tipo o porcentaje que determina cada ayuntamiento. En el caso de Alhama, el porcentaje fijado en las Ordenanzas Fiscales para el año 2009 se redujo al 0,54 %, aplicado a la base imponible del recibo. Para determinar esta base imponible se estableció un coeficiente reductor sobre el valor catastral, que irá disminuyendo cada año, de tal forma que al cabo de diez años coincidan ambos. Con estas medidas el Ayuntamiento pretende que la subida no sea escandalosa, ya que triplicar el importe del recibo de un año para otro habría sido de juzgado de guardia. Pero no nos engañemos, lo único que se ha hecho ha sido mitigar las consecuencias del “catastrazo” difuminando sus efectos durante los próximos 10 años, para finalmente cobrarnos el doble de lo que pagamos actualmente.
Sobre este asunto tan importante para nuestros bolsillos tengo muchísimas dudas e interrogantes. Me parece que, por causas inexplicables, se realizó la revisión de los valores catastrales en la fecha menos favorable para los intereses de los vecinos, ya que coincidió con el momento más álgido del sector inmobiliario. Los valores ya están fijados hasta la próxima revisión, que no tendrá lugar antes de diez años. Por tanto, aunque puedan estabilizarse, e incluso bajar, los precios de la vivienda como consecuencia de la crisis inmobiliaria, los valores catastrales son ya intocables. Creo que nuestro Ayuntamiento “no puso toda la carne en el asador” para que no se triplicasen los valores catastrales. No podemos olvidar que es el principal beneficiario de este impuesto.
El interés recaudador de nuestro Gobierno Municipal parece no tener límites, a pesar de que uno de sus estandartes del programa electoral del PP era la reducción de impuestos. Tengo la sensación de que han cambiado reducción por vaselina para diez años.
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