Existen numerosos argumentos que justifican el abandono del uso de la energía nuclear, entre ellos, los de carácter medioambiental y el, hasta ahora no resuelto, problema de los residuos nucleares. Están sin definir los límites en las reservas de uranio y, cada vez más evidente, que la energía, nuclear no aporta medidas que signifiquen solución real a las emisiones de gases de efecto invernadero ya que, dado su funcionamiento dentro del sistema eléctrico global, suponen un obstáculo real para el despliegue a gran escala de las energías renovables.
Podemos añadir, también, argumentos de carácter económico debido a los elevadísimos costes de mantenimientos, que se suelen externalizar, así como los derivados de la gestión de los residuos radiactivos y del desdoblamiento de las centrales, los costes de la moratoria nuclear, la responsabilidad civil limitada, la dotación del gobierno para los planes de emergencia de las centrales nucleares o los costes de transición a la competencia.
La industria atómica no ha sido capaz de encontrar una solución satisfactoria al inmenso problema que supone generar residuos radiactivos cuya peligrosidad se mantiene durante decenas de miles de años. Los residuos radiactivos son la prueba más clara de la insostenibilidad de la energía nuclear. Además el uranio, materia prima es, como el petróleo, un recurso finito y con pocas reservas. Es el momento, por otro lado, de hacer una apuesta clara y evidente por avanzar en el cierre y desmantelamiento de las centrales nucleares.
El proyecto de cementerio nuclear que hay sobre la mesa es la construcción de un almacén para albergar los residuos radiactivos de alta actividad de las centrales nucleares españolas durante 60 años. Una instalación cuyas consecuencias, sobre el medio ambiente y la población, pueden ser devastadoras y en modo alguno obviadas, a pesar del intento de compra de conciencias por parte de las administraciones y el lobby nuclear.
Éste es un primer problema, ya que estamos hablando de residuos que son activos durante cientos de miles de años. Si las sociedades humanas no somos capaces de planificar de cara a los próximos 50 años, ¿cómo vamos a poder hacerlo a los próximos 10.000 o 100.000? Sin duda, sería más razonable no generar esos residuos.
De este modo no es extraña la amplia respuesta social y política a la instalación del cementerio nuclear, ya que es imposible garantizar durante los próximos cientos de miles de años la seguridad de ningún emplazamiento, máxime con las limitaciones que tenemos los seres humanos.
No habrá posibilidad de construir un cementerio hasta que no se detenga la generación de residuos radiactivos. Es como si nuestra casa estuviese inundada y nos preocupásemos de ver como achicamos el agua antes de cerrar el grifo.
Poner en marcha la solución a los residuos nucleares significa aprobar un calendario de cierre del parque nuclear español. Un parque nuclear que, además de los residuos nucleares tiene múltiples problemas como la inseguridad inherente a esta fuente de energía o la dependencia que nos genera del exterior ( el 100% del uranio es importado), el tapón que supone para la entrada de más energías renovables en la red (una central nuclear no se puede apagar para dar entrada a las renovables) y su inestabilidad e impredicibilidad ( en 2009 el conjunto de centrales nucleares españolas estuvo parado un total de 5.742 días, cuando para la recarga de combustible sólo tendrían que haber parado 200).
Por otra parte, las declaraciones de la Consejera de Presidencia y Administraciones Públicas, María Pedro Reverte, afirmando que el Gobierno regional analizaría “cualquier petición” si algún municipio de la Región decidiera optar a acoger el Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos nucleares, indican una posición ante este tema meditadamente ambigua, admitiendo, entre otras, la posibilidad de que el ATC pudiera instalarse en nuestra Región, cuando debería manifestarse por cualquier administración, una apuesta inequívoca por el abandono de la energía nuclear y su sustitución por las energías renovables en un plazo prudencial. Ésta es la única forma de acabar con la generación de residuos nucleares y no seguir aumentando el problema de su almacenamiento y tratamiento.
Por todo ello presenta para su debate y posterior aprobación, si procede, la siguiente MOCIÓN:
1. El Ayuntamiento de Alhama de Murcia acuerda instar al Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia para que se manifieste en contra de a instalación del Almacén Temporal Centralizado de residuos nucleares en la Región de Murcia.
2. El Ayuntamiento de Alhama de Murcia acuerda instar al Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia a que incremente su apoyo al sector de las energías renovables.
3. El Ayuntamiento de Alhama de Murcia insta al Gobierno de la Nación para que elabore un plan puente para el cierre de las Centrales Nucleares, sustituyendo la producción eléctrica de estas por energías renovables.
Podemos añadir, también, argumentos de carácter económico debido a los elevadísimos costes de mantenimientos, que se suelen externalizar, así como los derivados de la gestión de los residuos radiactivos y del desdoblamiento de las centrales, los costes de la moratoria nuclear, la responsabilidad civil limitada, la dotación del gobierno para los planes de emergencia de las centrales nucleares o los costes de transición a la competencia.
La industria atómica no ha sido capaz de encontrar una solución satisfactoria al inmenso problema que supone generar residuos radiactivos cuya peligrosidad se mantiene durante decenas de miles de años. Los residuos radiactivos son la prueba más clara de la insostenibilidad de la energía nuclear. Además el uranio, materia prima es, como el petróleo, un recurso finito y con pocas reservas. Es el momento, por otro lado, de hacer una apuesta clara y evidente por avanzar en el cierre y desmantelamiento de las centrales nucleares.
El proyecto de cementerio nuclear que hay sobre la mesa es la construcción de un almacén para albergar los residuos radiactivos de alta actividad de las centrales nucleares españolas durante 60 años. Una instalación cuyas consecuencias, sobre el medio ambiente y la población, pueden ser devastadoras y en modo alguno obviadas, a pesar del intento de compra de conciencias por parte de las administraciones y el lobby nuclear.
Éste es un primer problema, ya que estamos hablando de residuos que son activos durante cientos de miles de años. Si las sociedades humanas no somos capaces de planificar de cara a los próximos 50 años, ¿cómo vamos a poder hacerlo a los próximos 10.000 o 100.000? Sin duda, sería más razonable no generar esos residuos.
De este modo no es extraña la amplia respuesta social y política a la instalación del cementerio nuclear, ya que es imposible garantizar durante los próximos cientos de miles de años la seguridad de ningún emplazamiento, máxime con las limitaciones que tenemos los seres humanos.
No habrá posibilidad de construir un cementerio hasta que no se detenga la generación de residuos radiactivos. Es como si nuestra casa estuviese inundada y nos preocupásemos de ver como achicamos el agua antes de cerrar el grifo.
Poner en marcha la solución a los residuos nucleares significa aprobar un calendario de cierre del parque nuclear español. Un parque nuclear que, además de los residuos nucleares tiene múltiples problemas como la inseguridad inherente a esta fuente de energía o la dependencia que nos genera del exterior ( el 100% del uranio es importado), el tapón que supone para la entrada de más energías renovables en la red (una central nuclear no se puede apagar para dar entrada a las renovables) y su inestabilidad e impredicibilidad ( en 2009 el conjunto de centrales nucleares españolas estuvo parado un total de 5.742 días, cuando para la recarga de combustible sólo tendrían que haber parado 200).
Por otra parte, las declaraciones de la Consejera de Presidencia y Administraciones Públicas, María Pedro Reverte, afirmando que el Gobierno regional analizaría “cualquier petición” si algún municipio de la Región decidiera optar a acoger el Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos nucleares, indican una posición ante este tema meditadamente ambigua, admitiendo, entre otras, la posibilidad de que el ATC pudiera instalarse en nuestra Región, cuando debería manifestarse por cualquier administración, una apuesta inequívoca por el abandono de la energía nuclear y su sustitución por las energías renovables en un plazo prudencial. Ésta es la única forma de acabar con la generación de residuos nucleares y no seguir aumentando el problema de su almacenamiento y tratamiento.
Por todo ello presenta para su debate y posterior aprobación, si procede, la siguiente MOCIÓN:
1. El Ayuntamiento de Alhama de Murcia acuerda instar al Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia para que se manifieste en contra de a instalación del Almacén Temporal Centralizado de residuos nucleares en la Región de Murcia.
2. El Ayuntamiento de Alhama de Murcia acuerda instar al Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia a que incremente su apoyo al sector de las energías renovables.
3. El Ayuntamiento de Alhama de Murcia insta al Gobierno de la Nación para que elabore un plan puente para el cierre de las Centrales Nucleares, sustituyendo la producción eléctrica de estas por energías renovables.
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