Aunque sé que el tema que voy a tratar hoy es muy delicado porque me refiero al uso y gestión del cementerio de nuestra localidad, me veo en la obligación de abordarlo debido a los comentarios que me han hecho llegar muchos alhameños, molestos con las notificaciones que se colocaron en numerosos nichos y tumbas en vísperas del día de Todos los Santos.
El Cementerio de Ntra. Sra. del Carmen es propiedad de la Iglesia, y es esta entidad la que se encarga en nuestro municipio de la gestión y el mantenimiento del mismo. Me consta, además, que el Ayuntamiento colabora haciéndose cargo del pago del suministro de electricidad y agua. Por otra parte, de forma puntual, nuestro Consistorio ha gestionado -directamente o en colaboración con empresas privadas- numerosas obras de importancia. Me vienen a la memoria las realizadas más recientemente: pavimentación de calles y pasillos, el arreglo de la fosa común o la colocación de esculturas alegóricas junto a la misma.
La Iglesia percibe diferentes ingresos por el uso del cementerio: venta de propiedades, permisos de obra, enterramientos, etc. Además, desde hace algunos años, a través de la Junta Rectora del Cementerio, estableció un canon para tumbas, nichos y panteones, al objeto de dedicar esta recaudación al mantenimiento y mejora de las infraestructuras. Las cantidades, aunque simbólicas, –entre 5 y 20 €, según el habitáculo utilizado- suponen, en teoría, una recaudación anual importante. Sin embargo, es complicado el cobro del mismo debido a que múltiples causas lo impiden -enterramientos muy antiguos y ausencia de familiares, principalmente-.
En vísperas de Los Santos, me quedé sorprendido al observar la ingente cantidad de etiquetas colocadas en lugar visible de tumbas y nichos, recordando a los familiares la necesidad de personarse con la correspondiente notificación en las dependencias parroquiales al objeto de “actualizar datos”. Con este sutil eufemismo se pretende que satisfagan el pago del canon aquellos que aún no lo han hecho. Entiendo que la Iglesia quiera cobrar los impagos, pero no me parece que eligieran ni la forma, ni el lugar, ni el momento adecuados.
Personalmente, sentí vergüenza ajena al ver a tantas familias etiquetadas en una fecha tan señalada. Comprendo la indignación que me manifestaron muchas de ellas. Creo que, con los medios que disponemos actualmente, no era necesario aplicar un sistema tan arcaico a la vez que ausente de sensibilidad. En Alhama existen suficientes canales a través de los cuales se podría haber hecho una campaña de información y sensibilización, preferiblemente en otras fechas distintas a la elegida. En una palabra, sólo había que aplicar el sentido común en lugar del estrictamente comercial y recaudatorio.
Es incuestionable que si queremos mantener el camposanto en las condiciones que está en la actualidad, y si es posible mejorarlas, es necesario invertir dinero en ello. Me consta que el citado canon ha servido, entre otras cosas, para el arreglo de tejados. Pero, también tengo que decir que en los últimos tiempos no he apreciado ninguna mejora importante.
Ya se sabe que en muchos casos, tratándose de familia, el uno por el otro “la casa sin barrer”. Desde esta columna aprovecho para hacer un llamamiento a la responsabilidad ciudadana para contribuir al mantenimiento del Cementerio. Pero, de igual manera, apelo a la sensibilidad de la Junta Rectora a la hora de gestionar los cobros.
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