viernes, 28 de marzo de 2014

NOS HA TOCADO LA LOMCE


Artículo de Damián Rubio para Línea Local

El pasado jueves, día 13, asistí en la Casa de la Cultura a una charla informativa sobre la LOMCE (Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Enseñanza) organizada por la Plataforma para la Defensa de la Escuela Pública. De entrada, tengo que decir que cada vez que el PP propone alguna ley en la que aparecen las palabras “mejora”, “racionalización”, “transparencia”, “estabilidad”... y otros términos eufemísticos con los que pretende camuflar sus verdaderas intenciones, me pongo a temblar porque sé que nos esperan recortes, recortes y más recortes en nuestros derechos más básicos.
La nueva Ley Educativa, aprobada sin el más mínimo consenso y sin debate alguno, ignora en su elaboración a los  representantes de los sectores implicados en la docencia: profesores, padres y alumnos. Sin embargo, a poco que profundicemos en el texto de la misma, se puede observar el peso específico que han tenido en su  confección la Conferencia Episcopal y la iniciativa privada.
Lo primero que podemos apreciar es que, contrariamente a lo que indican sus siglas, en nada mejora la calidad educativa, porque no garantiza ni recursos humanos ni materiales para conseguir una enseñanza de calidad. Tampoco apuesta por reducir el excesivo número de alumnos por aula en la escuela pública, sino todo lo contrario. Además, pretende segregar a los alumnos por niveles desde edades muy tempranas, determinando las posibilidades académicas de los estudiantes y condenando a los que tienen más dificultades al fracaso escolar.
La alternativa para los alumnos “menos brillantes” es una formación profesional devaluada y al servicio exclusivo de las necesidades empresariales y del mercado. En definitiva, “carne de cañón” para el sistema productivo –eso sí, bilingües por si tienen que “emprender la aventura europea”-.
Los docentes tampoco salen bien parados de la ya conocida como Ley Wert, porque ven empeoradas sus condiciones laborales e incrementadas las dificultades para desarrollar su función docente con el aumento de horas lectivas y el número de alumnos por aula, además de reducirse las horas de apoyo para los alumnos con necesidades educativas especiales. Por si esto fuese poco, las bajas laborales se cubren tarde y las plazas de profesores jubilados no salen a concurso. El objetivo esta claro, atender al máximo número de alumnos con la mínima inversión.
Por otra parte, es una Ley que atenta contra la participación y la democracia dentro del entorno educativo. Para ello, concede un extraordinario poder a los directores otorgándoles la posibilidad de confeccionar la plantilla del centro a su acomodo, al tiempo que suprime las competencias que hasta ahora tenía el consejo escolar, que queda relegado a un mero órgano consultivo.
El PP pretende dejar su sello con una Ley de marcado carácter conservador, que profundiza en las desigualdades sociales, desprestigia la enseñanza pública y favorece descaradamente a la privada.

Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Alhama

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