Artículo de Damián Rubio publicado en Infolínea
El pasado 28 de junio se celebró
el Día del Orgullo LGTBI (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales). Es una
jornada a la vez conmemorativa, festiva y reivindicativa. Se recuerda la lucha
de este colectivo a lo largo de la historia por conseguir su derecho a ser
respetados y considerados en igualdad dentro de la sociedad, que tuvo su primer
episodio en el año 1969 en las calles de Nueva York.
Es una fecha en la que se
manifiesta el orgullo de pertenecer a un colectivo que históricamente ha
sufrido la violencia y la persecución por su orientación sexual. Es un día muy
importante también para expresar los logros conseguidos hasta el momento, y
perseverar en la reivindicación de lo que aún queda por conseguir en todos los
ámbitos de la sociedad.
En la parte festiva, Madrid se ha
convertido en un referente mundial en lo que a celebraciones se refiere del Día
del Orgullo. Su desfile-manifestación se ha convertido en uno de los más
multitudinarios, con millón y medio de participantes. En Murcia, en los últimos
años también se viene celebrando este Día con una manifestación y una fiesta
cada vez más concurridas.
En España, el activismo del
colectivo LGTBI ha obtenido grandes logros, impensables hace muy pocos años.
Hemos pasado de la represión y encarcelamiento, propios del franquismo, a ser
el país del mundo donde hay una mayor aceptación de la homosexualidad, con un
88% según los datos estadísticos. Sin duda, la aprobación en junio de 2005 de
la ley que permitía el matrimonio homosexual, convirtió a nuestro país en uno
de los más avanzados en el reconocimiento de los derechos de este colectivo.
No obstante, queda mucho camino
por andar en lo que a igualdad se refiere. Todavía este colectivo sigue
sufriendo violencia y discriminación en distintos sectores sociales. En el
ámbito educativo, los jóvenes continúan siendo rechazados por su orientación
sexual, y aún no se ha introducido en el currículum la educación en la
diversidad afectivo-sexual y familiar; en el mundo laboral, siguen existiendo
obstáculos para conseguir un puesto de trabajo si se manifiesta abiertamente
una tendencia sexual diferente; en lo que a técnicas de reproducción asistida
públicas se refiere, las parejas homosexuales aún están excluidas.
Por tanto, siguen habiendo
motivos más que suficientes para seguir reivindicando la igualdad real de
derechos para estas personas. Es necesario seguir denunciando públicamente
todos los actos de discriminación de los que seamos testigos, educar en
igualdad en la familia y en la escuela, avanzar en la legislación que
contribuya a erradicar la homofobia y, desde las instituciones, mostrar el
máximo respeto y tolerancia.
Durante el primer fin de semana
de julio, en el balcón de nuestra Casa Consistorial ondeó por primera vez la
bandera arcoíris, símbolo del colectivo LGTBI, uniéndose al apoyo institucional
mostrado por otros municipios de nuestro país.
Me parece muy acertado que
nuestro Ayuntamiento, como órgano de representación de todos los alhameños,
muestre su sensibilidad con los distintos colectivos que conforman nuestra
sociedad, y especialmente con aquellos que necesitan ser visibilizados y
reconocidos. De esta manera se contribuye a romper estereotipos y barreras.
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