jueves, 14 de octubre de 2010

EL ABSOLUTISMO ELECTORAL

Una vez iniciado el otoño, el curso político empieza en serio. Ya se percibe un ambiente preelectoral con vistas a las elecciones locales y autonómicas, previstas para mayo de 2011. Los partidos políticos ya han empezado a preparar sus candidaturas. En algunos casos realizando primarias para dilucidar los cabezas de lista, y, en otros, confirmando a sus candidatos, incluso a los implicados en escandalosos casos de corrupción. Sabemos, por recientes experiencias electorales, que en la Derecha estos “affaires” no pasan factura, sino que refuerzan a sus protagonistas como candidatos. La publicidad extra que obtienen al aparecer todos los días en los medios de comunicación, como víctimas de “una persecución mediática orquestada por sus perversos rivales”, les resulta beneficiosa.
En estas últimas semanas, los medios de comunicación han sacado a la luz los resultados de diversas encuestas que cuantifican la diferencia, en cuanto a expectativa de voto se refiere, entre los dos grandes partidos. Según los mismos, la distancia actual entre PP y PSOE es ya de 14 puntos a favor de los populares. La marca ZP, que se vendió por los socialistas como garantía del Estado del bienestar, se ha devaluado con los recientes desaciertos del Ejecutivo, arrastrando con ello al propio partido. El PP sigue aumentando sus posibilidades de gobierno, no por el incremento de sus votantes –que siguen siendo los mismos que hace cuatro años- sino como consecuencia de la sangría de electores que está sufriendo el PSOE por su deriva ideológica, que se traduce en una mayor abstención y un significativo crecimiento de IU.
De todas las encuestas recientes, la que más me ha llamado la atención es la que aparece en el diario Público. En la misma se hace referencia a la gran cantidad de votantes que quedan sin voz en el Congreso como consecuencia de la actual Ley Electoral, que se rige por el método D´Hondt y que favorece descaradamente a los partidos mayoritarios, en detrimento del resto de opciones políticas. De esta forma, se apuesta decididamente por el bipartidismo y se anula cualquier posibilidad de crecimiento de una tercera vía que pudiera mermar el poder absoluto del gobierno de turno. Según la fuente referida, son más de 2 millones de españoles los que se quedan sin voz en el Congreso, pese haber ejercido su derecho al voto.
Expertos matemáticos, que investigan los métodos electorales, califican nuestro sistema como injusto porque no respeta la proporcionalidad y propicia las disfunciones en el reparto de escaños. El ejemplo más claro es el de IU, que siendo, con un 3,77 %, la tercera fuerza más votada a nivel nacional, se queda la sexta en representación parlamentaria con sólo el 0,57% de los escaños. Para que nos entendamos, a IU le cuesta un escaño 484.973 votos, mientras que a PP o PSOE les cuesta poco más de 66.000 votos. Me parece que esta Ley, además de injusta, es antidemocrática.
Me suena hipócrita y vacío de contenido el mensaje de los representantes de PP y PSOE cuando hablan, entre otras, de las igualdades de género, de oportunidades y de derechos legales, o cuando denuncian la falta de democracia en otros países. Es como el que ve la paja en el ojo ajeno y no ve la viga en el suyo propio. Según los estudiosos de nuestro sistema electoral, los principales beneficiarios del reparto de escaños son los dos grandes partidos y las grandes circunscripciones como Madrid o Barcelona. También sacan tajada los partidos nacionalistas, que esperan agazapados un resultado igualado en los comicios para servir de comodín y garantizar el absolutismo de un color u otro. A cambio nos pasan la correspondiente factura a todos los españoles. En Alhama, como no hay nacionalistas, se inventó el PPSOE.

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