El centro de Alhama, desde que se inició esta legislatura del PPSOE, no ha dejado de estar en obras. Debutaron con la ejecución de la remodelación del atrio de la Iglesia de San Lázaro y la primera fase de la Calle de la Feria, y pretenden poner la guinda con el Jardín de los Patos y una nueva redonda en la confluencia de Juan Carlos I con la Avenida de la Constitución. Me parece bien que nuestro pueblo se vaya renovando y mejorando su aspecto en la medida de lo posible, pero lo cierto es que, se quiera o no, las molestias para los vecinos y comercios de la zona han sido una constante en este periodo.
Sin duda, la obra más popular es la remodelación del emblemático Jardín de los Patos. Cuando se conocieron públicamente los primeros bocetos de esta actuación se suscitó una gran polémica porque se pretendía cambiar completamente la fisonomía del Jardín, convirtiéndolo en una plaza diáfana y desierta, que sirviera únicamente de lugar de paso y no de encuentro como ha venido siendo hasta ahora. Para reivindicar la conservación de la estructura actual se creó una plataforma ciudadana, que consiguió frenar el proyecto del entonces alcalde Sr. Romero y consensuar la realización de un nuevo diseño más acorde con la identidad de este espacio.
Cuando todo estaba dispuesto para la ejecución material del proyecto consensuado, al levantar el suelo para iniciar las obras, ha aparecido el antiguo pavimento de los años 50, con elementos decorativos formados por cantos rodados sobre una base de cemento. Los mismos reproducen un ancla, que puede ser alusiva a los Canales del Taibilla o la Marina, en la parte central del paseo y un escudo representando la medalla al trabajo de época franquista con algunos elementos representativos de este mismo régimen, tales como el yugo y la flechas, el águila imperial y el lema “una, grande y libre”. Todo este “nostálgico conjunto “ubicado al pie de la fuente de Bastarreche. La aparición de estos elementos ha suscitado la incertidumbre sobre qué hacer con los mismos. Los herederos del antiguo régimen, que ahora se visten de demócratas, lo tienen clarísimo: hay que ensalzar este “hallazgo” e integrarlo en la remodelación para el disfrute de todos los alhameños y visitantes. Los técnicos, tanto del proyecto como de cultura, manifiestan claramente en sus informes que este pavimento empedrado no tiene ningún valor arquitectónico, histórico o artístico. La Plataforma ciudadana, por su parte, emitió un comunicado en el que expresó que estos hallazgos deben ser documentados y enterrados de nuevo para su conservación, tal como aconsejan los técnicos y, si es posible, que se integren en el nuevo pavimento elementos decorativos que representen a todos los alhameños y respeten la legalidad vigente.
Parece ser que el ejecutivo del PPSOE no tiene una posición definida sobre este asunto y quiere solventarlo en el Pleno Municipal. Esto puede significar la modificación del proyecto consensuado con la Plataforma ciudadana.
Personalmente, creo que si en las reuniones mantenidas con la Plataforma para la elaboración del proyecto se descartó, por la tremenda dificultad y coste que suponía, la reconstrucción del jardín original y se optó por mejorar el actual manteniendo su estructura, sería un disparate mantener en la superficie los elementos anteriormente referidos, tanto desde el punto de vista técnico como de respeto a la legalidad vigente en relación con la memoria histórica.
Sobre este asunto, nuestro anterior alcalde quiere seguir enredando y buscando polémica, que es lo suyo, mientras que el señor Espadas “se lava las manos como Poncio Pilatos”. Queda claro que para ellos la participación ciudadana únicamente consiste en votar cada cuatro años.
Sin duda, la obra más popular es la remodelación del emblemático Jardín de los Patos. Cuando se conocieron públicamente los primeros bocetos de esta actuación se suscitó una gran polémica porque se pretendía cambiar completamente la fisonomía del Jardín, convirtiéndolo en una plaza diáfana y desierta, que sirviera únicamente de lugar de paso y no de encuentro como ha venido siendo hasta ahora. Para reivindicar la conservación de la estructura actual se creó una plataforma ciudadana, que consiguió frenar el proyecto del entonces alcalde Sr. Romero y consensuar la realización de un nuevo diseño más acorde con la identidad de este espacio.
Cuando todo estaba dispuesto para la ejecución material del proyecto consensuado, al levantar el suelo para iniciar las obras, ha aparecido el antiguo pavimento de los años 50, con elementos decorativos formados por cantos rodados sobre una base de cemento. Los mismos reproducen un ancla, que puede ser alusiva a los Canales del Taibilla o la Marina, en la parte central del paseo y un escudo representando la medalla al trabajo de época franquista con algunos elementos representativos de este mismo régimen, tales como el yugo y la flechas, el águila imperial y el lema “una, grande y libre”. Todo este “nostálgico conjunto “ubicado al pie de la fuente de Bastarreche. La aparición de estos elementos ha suscitado la incertidumbre sobre qué hacer con los mismos. Los herederos del antiguo régimen, que ahora se visten de demócratas, lo tienen clarísimo: hay que ensalzar este “hallazgo” e integrarlo en la remodelación para el disfrute de todos los alhameños y visitantes. Los técnicos, tanto del proyecto como de cultura, manifiestan claramente en sus informes que este pavimento empedrado no tiene ningún valor arquitectónico, histórico o artístico. La Plataforma ciudadana, por su parte, emitió un comunicado en el que expresó que estos hallazgos deben ser documentados y enterrados de nuevo para su conservación, tal como aconsejan los técnicos y, si es posible, que se integren en el nuevo pavimento elementos decorativos que representen a todos los alhameños y respeten la legalidad vigente.
Parece ser que el ejecutivo del PPSOE no tiene una posición definida sobre este asunto y quiere solventarlo en el Pleno Municipal. Esto puede significar la modificación del proyecto consensuado con la Plataforma ciudadana.
Personalmente, creo que si en las reuniones mantenidas con la Plataforma para la elaboración del proyecto se descartó, por la tremenda dificultad y coste que suponía, la reconstrucción del jardín original y se optó por mejorar el actual manteniendo su estructura, sería un disparate mantener en la superficie los elementos anteriormente referidos, tanto desde el punto de vista técnico como de respeto a la legalidad vigente en relación con la memoria histórica.
Sobre este asunto, nuestro anterior alcalde quiere seguir enredando y buscando polémica, que es lo suyo, mientras que el señor Espadas “se lava las manos como Poncio Pilatos”. Queda claro que para ellos la participación ciudadana únicamente consiste en votar cada cuatro años.
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