domingo, 16 de enero de 2011

OTRA DE RECORTES


En esta misma columna, ya he hablado en más de una ocasión de recortes refiriéndome a las famosas medidas del Gobierno para solventar la crisis económica en la que nos han metido. Parece ser que ésta es la fórmula mágica a la que todos los Ejecutivos se acogen para ajustar sus finanzas ante la caída de ingresos.
Hasta hace muy poco, los gobiernos ofrecían generosamente múltiples ayudas, subvenciones y rebajas fiscales, sin importarles lo más mínimo el endeudamiento y la reducción de ingresos. Ejemplos claros los tenemos con las sucesivas rebajas en el IRPF, la supresión del impuesto de sucesiones, las rebajas en las cotizaciones a la Seguridad Social de las empresas -supuestamente para favorecer la contratación-, las ayudas a los desempleados de larga duración, los cheques-bebé, los bonos-libro, los Planes-E, las subvenciones para la adquisición de ordenadores, etc. Esta forma de proceder fue asumida tanto por gobiernos del PP como Socialistas, y en todos los niveles de la Administración (local, autonómica y nacional). Era la estrategia perfecta para fomentar el clientelismo y asegurarse la continuidad en las instituciones. Cualquier voz crítica sobre este particular era demonizada y tachada de antisocial y retrógrada. Recuerdo perfectamente como los sindicatos y la izquierda real “llevaron palos hasta en el carnet de identidad”, cuando advirtieron que las rebajas fiscales eran anti-sociales y constituían una trampa, que en realidad sólo favorecía a los más pudientes. Los agentes sociales referidos ya vaticinaron entonces que las consecuencias, a medio y largo plazo, serían el deterioro de los servicios públicos y del estado del bienestar.
Me parece que estamos asistiendo en vivo y en directo a la reproducción de la fábula de La Cigarra y La Hormiga. Mientras los gobiernos nadaban en la abundancia, provocada artificialmente por la inyección de capital procedente del sector inmobiliario, nadie se acordó de administrar con sentido común, ni de invertir en investigación y desarrollo o en sectores productivos con perspectivas de futuro. Todo era especulación y “pelotazo”.
Aún estamos convalecientes de las heridas provocadas por los recortes de Zapatero y, sin tiempo para tomar un poco de aire, nos llegan los de Valcárcel para iniciar “con prosperidad” el 2011. ZP culpa de todos nuestros males a “los mercados”; Valcárcel carga las tintas sobre ZP. No sabemos a quién responsabilizará nuestro gobierno local del PPSOE de las subidas y recortes que ya nos están aplicando a los alhameños. En el capítulo de subidas se pueden destacar: el brutal aumento del las valoraciones catastrales y del consiguiente recibo de la contribución, el espectacular incremento en las tarifas por el suministro de agua potable, la disparada subida del recibo de la Escuela Infantil Municipal o el elevado incremento del importe de las sanciones de tráfico. En lo que a recortes se refiere, destacan: la reducción en los programas de empleo (talleres, cualificación profesional, oferta pública, etc.), la disminución en la prestación de servicios sociales o la bajada en las subvenciones a asociaciones y colectivos. Mención aparte merece el notable incremento del paro pasando, en apenas 4 años, de 200 a 2.000 alhameños afectados.
Hasta hace bien poco, la palabra recortes en nuestro pueblo se asociaba a un buen plato que combina magistralmente jamón, queso y embutidos de la tierra, y que se puede degustar en distintos establecimientos hosteleros de nuestro municipio. Nadie esperaba que este término adquiriese las connotaciones negativas que le han adjudicado nuestros gobernantes. A partir de ahora, habrá que pensárselo bien antes decir: “nene, ponte otra de recortes”.

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