Basta con dar un paseo por las principales vías de entrada o salida de nuestro pueblo para observar la enorme cantidad de aficionados al ciclismo que transitan por las mismas, principalmente durante los fines de semana. No me cabe la menor duda de que en este “boom” tienen mucho más que ver los éxitos deportivos de nuestros ciclistas profesionales que la promoción realizada por los políticos de turno.
Sin embargo, el uso de la bicicleta como medio para la movilidad en el entorno urbano sigue siendo una asignatura pendiente, porque aún no se dan las condiciones idóneas para poder hacerlo sin poner en riesgo la integridad física. Estoy seguro que aquellos que utilizan la bici habitualmente para hacer deporte también lo harían en el casco urbano, si existieran infraestructuras adecuadas para ello. En la actualidad, si todos los concienciados en usar la bici utilizaran las calles de las ciudades el caos de tráfico sería impresionante, como recientemente se ha demostrado en Madrid. Está claro que las ciudades no se han diseñado pensando en el uso compartido de sus calles por parte de vehículos a motor, bicicletas y peatones. La bici supone un “estorbo” tanto en la calzada como en la acera.
En nuestro pueblo el Ayuntamiento ha invertido muchísimo dinero en proyectos, hasta ahora inservibles, relacionados con el uso de la bicicleta. La primera actuación al respecto fue la habilitación de un aislado mini carril-bici de 1.200 metros frente a la factoría de El Pozo, sin que tuviese continuidad con el resto del proyecto de remodelación de la Avenida Antonio Fuertes- Ginés Campos.
El segundo paso fue el llamado Bici-Alhama, por el que se implantó un servicio de préstamo de bicicletas, desarrollado en dos fases, que nos ha costado 200.000 euros y que incluye nueve puntos de aparcamiento y recogida con capacidad para diez bicis cada uno. El uso de este servicio hasta ahora es prácticamente nulo, ni siquiera llega a ser testimonial. Cada vez son menos las bicicletas disponibles en sus puntos de anclaje; no sé cuántas de las 90 iniciales aún serán operativas.
El tercer proyecto está siendo el desarrollo del Plan Director de la Bicicleta, que incluye infraestructuras como: red de ciclo-calles, aparca-bicis y carriles bici, así como acciones relacionadas con el fomento del uso de la bicicleta como medio de transporte habitual. De este Plan se han ejecutado algunas actuaciones muy llamativas, consistentes en inundar las calles de Alhama de bicicletas pintadas en la calzada y de señales verticales recordando a los conductores que esas vías son compartidas con los ciclistas. ¡Como si antes de que “los artistas” dejasen su impronta en el asfalto no lo fueran! “No te jode”. En este despliegue pictórico ya se han invertido 100.000 €, que sólo han servido para despertar la conciencia crítica de los alhameños por su elevado coste y escasa utilidad.
La triste conclusión de este asunto es que, aunque la intención es muy loable y sin duda la comparto, nos hemos gastado ya, que yo sepa, más de 300.000 euros y siguen sin verse ciclistas por nuestras calles. Este año ni siquiera veremos a los jóvenes que nos visitaban para realizar trabajos arqueológicos en el Castillo. Se nos ha ido el presupuesto en “pinturas”. Eso sí, hemos conseguido llenar nuestras calles de bicicletas, el problema es que están pintadas en el asfalto y no circulando por las mismas.
Sin embargo, el uso de la bicicleta como medio para la movilidad en el entorno urbano sigue siendo una asignatura pendiente, porque aún no se dan las condiciones idóneas para poder hacerlo sin poner en riesgo la integridad física. Estoy seguro que aquellos que utilizan la bici habitualmente para hacer deporte también lo harían en el casco urbano, si existieran infraestructuras adecuadas para ello. En la actualidad, si todos los concienciados en usar la bici utilizaran las calles de las ciudades el caos de tráfico sería impresionante, como recientemente se ha demostrado en Madrid. Está claro que las ciudades no se han diseñado pensando en el uso compartido de sus calles por parte de vehículos a motor, bicicletas y peatones. La bici supone un “estorbo” tanto en la calzada como en la acera.
En nuestro pueblo el Ayuntamiento ha invertido muchísimo dinero en proyectos, hasta ahora inservibles, relacionados con el uso de la bicicleta. La primera actuación al respecto fue la habilitación de un aislado mini carril-bici de 1.200 metros frente a la factoría de El Pozo, sin que tuviese continuidad con el resto del proyecto de remodelación de la Avenida Antonio Fuertes- Ginés Campos.
El segundo paso fue el llamado Bici-Alhama, por el que se implantó un servicio de préstamo de bicicletas, desarrollado en dos fases, que nos ha costado 200.000 euros y que incluye nueve puntos de aparcamiento y recogida con capacidad para diez bicis cada uno. El uso de este servicio hasta ahora es prácticamente nulo, ni siquiera llega a ser testimonial. Cada vez son menos las bicicletas disponibles en sus puntos de anclaje; no sé cuántas de las 90 iniciales aún serán operativas.
El tercer proyecto está siendo el desarrollo del Plan Director de la Bicicleta, que incluye infraestructuras como: red de ciclo-calles, aparca-bicis y carriles bici, así como acciones relacionadas con el fomento del uso de la bicicleta como medio de transporte habitual. De este Plan se han ejecutado algunas actuaciones muy llamativas, consistentes en inundar las calles de Alhama de bicicletas pintadas en la calzada y de señales verticales recordando a los conductores que esas vías son compartidas con los ciclistas. ¡Como si antes de que “los artistas” dejasen su impronta en el asfalto no lo fueran! “No te jode”. En este despliegue pictórico ya se han invertido 100.000 €, que sólo han servido para despertar la conciencia crítica de los alhameños por su elevado coste y escasa utilidad.
La triste conclusión de este asunto es que, aunque la intención es muy loable y sin duda la comparto, nos hemos gastado ya, que yo sepa, más de 300.000 euros y siguen sin verse ciclistas por nuestras calles. Este año ni siquiera veremos a los jóvenes que nos visitaban para realizar trabajos arqueológicos en el Castillo. Se nos ha ido el presupuesto en “pinturas”. Eso sí, hemos conseguido llenar nuestras calles de bicicletas, el problema es que están pintadas en el asfalto y no circulando por las mismas.
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