Como les comentaba el el artículo anterior, sigo con el mismo tema, con esta crisis que nos han impuesto (aunque nos quieran hacer ver que la hemos provocado todos) lo cierto es que sin comerlo ni beberlo la estamos sufriendo todos y todas, pero las ultimas lo pagamos el doble. Me explico: el doble de jornada laboral (el curro fuera de casa), con un salario indecente y con el otro salario ni pagado ni agradecido (las tareas domesticas).
El doble de tiempo para poder ascender en el trabajo, porque no está bien visto desde las empresas que una mujer en edad fértil y con pareja pueda quedarse embarazada y claro no se la contrata (aunque este mejor preparada que los chicos que compite con ella). Esto está pasando.
El doble de tiempo para mantenerte en el trabajo porque las mujeres tenemos que cuidar de la familia en general y también de las personas dependientes. Porque solo lo hace la mujer y ahí en el sector servicios en donde la mujer tiene la mayoría de plazas cubiertas.
El doble de tiempo para poder formarte porque aparte de los estudios tienes que lidiar con que te tienes que formar también para “llevar una casa”.
También tienes que lidiar con estar de punta en blanco para los demás, contratan antes a mujeres 90/60/90, que a mujeres con sobrepeso. Ahhh se me olvidaba que también tenga menos de 45 años porque claro la estética también cuenta.
A todo esto hay que lidiar con la crisis, que para eso si somos buenas. Somos buenas economistas, enfermeras, cocineras, limpiadoras, cuidadoras de personas dependientes, etc……
Y para colmo algunas mujeres tenemos que lidiar con nuestras parejas violentas y hasta perder la vida en ello. Injusto pero cierto y verdad que está pasando.
Según estudios realizados por la la ONU, del 20 al 25% de las mujeres han sufrido violencia física, al menos, una vez en sus vidas, y más del 10% han sido agredidas sexualmente. Algunas encuestas muestran, a su vez, que los principales responsables de la violencia contra la mujer son hombres de su entorno más cercano, muchas veces parejas sentimentales o de relaciones antiguas. En varias ocasiones, el machismo es inculcado por la madre a sus hijos e hijas, que cuando son adultos dicen ‘soy así y no puedo cambiar’. Esa programación marca y dificulta la convivencia. Hay víctimas porque hay verdugos, mujeres asesinadas porque hay asesinos que matan a sus víctimas y generan un efecto de intimidación sobre otras mujeres. Son mensajeros de un sistema que dice a cada mujer: ‘cuidado con sacar los pies del tiesto’.
Una institución aliada secularmente con el machismo ha sido la iglesia católica, para la cual la mujer es la María Magdalena que, con su llanto, deberá lavar los pies de ese hombre que enseñaba que todos somos iguales. Pero, ¿qué es la mujer para esta sociedad y en este sistema neoliberal? Para el catolicismo, la mujer resulta ser un medio; para el capitalismo, casi una mercancía. Sin embargo, ni la iglesia más ortodoxa ni las factorías de Hollywood emiten tanta propaganda pro-machista como algunas escuelas y familias que aún mantienen tópicos y condiciones de dominio en su seno.
No lo digo yo, lo dice La Organización de las Naciones Unidas (ONU). Y ahora con la crisis, todas esas realidades, patentes en el día a día se agudizan en su grado máximo.
El doble de tiempo para poder ascender en el trabajo, porque no está bien visto desde las empresas que una mujer en edad fértil y con pareja pueda quedarse embarazada y claro no se la contrata (aunque este mejor preparada que los chicos que compite con ella). Esto está pasando.
El doble de tiempo para mantenerte en el trabajo porque las mujeres tenemos que cuidar de la familia en general y también de las personas dependientes. Porque solo lo hace la mujer y ahí en el sector servicios en donde la mujer tiene la mayoría de plazas cubiertas.
El doble de tiempo para poder formarte porque aparte de los estudios tienes que lidiar con que te tienes que formar también para “llevar una casa”.
También tienes que lidiar con estar de punta en blanco para los demás, contratan antes a mujeres 90/60/90, que a mujeres con sobrepeso. Ahhh se me olvidaba que también tenga menos de 45 años porque claro la estética también cuenta.
A todo esto hay que lidiar con la crisis, que para eso si somos buenas. Somos buenas economistas, enfermeras, cocineras, limpiadoras, cuidadoras de personas dependientes, etc……
Y para colmo algunas mujeres tenemos que lidiar con nuestras parejas violentas y hasta perder la vida en ello. Injusto pero cierto y verdad que está pasando.
Según estudios realizados por la la ONU, del 20 al 25% de las mujeres han sufrido violencia física, al menos, una vez en sus vidas, y más del 10% han sido agredidas sexualmente. Algunas encuestas muestran, a su vez, que los principales responsables de la violencia contra la mujer son hombres de su entorno más cercano, muchas veces parejas sentimentales o de relaciones antiguas. En varias ocasiones, el machismo es inculcado por la madre a sus hijos e hijas, que cuando son adultos dicen ‘soy así y no puedo cambiar’. Esa programación marca y dificulta la convivencia. Hay víctimas porque hay verdugos, mujeres asesinadas porque hay asesinos que matan a sus víctimas y generan un efecto de intimidación sobre otras mujeres. Son mensajeros de un sistema que dice a cada mujer: ‘cuidado con sacar los pies del tiesto’.
Una institución aliada secularmente con el machismo ha sido la iglesia católica, para la cual la mujer es la María Magdalena que, con su llanto, deberá lavar los pies de ese hombre que enseñaba que todos somos iguales. Pero, ¿qué es la mujer para esta sociedad y en este sistema neoliberal? Para el catolicismo, la mujer resulta ser un medio; para el capitalismo, casi una mercancía. Sin embargo, ni la iglesia más ortodoxa ni las factorías de Hollywood emiten tanta propaganda pro-machista como algunas escuelas y familias que aún mantienen tópicos y condiciones de dominio en su seno.
No lo digo yo, lo dice La Organización de las Naciones Unidas (ONU). Y ahora con la crisis, todas esas realidades, patentes en el día a día se agudizan en su grado máximo.
Ahí queda eso para la reflexión.
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